Preservemos los ecosistemas áridos: Tres maneras en las que los desiertos protegen la tierra

  • La costa del Perú alberga bosques secos tropicales, amenazados por el cambio climático.
  • Lima es considerada la segunda ciudad más grande en el mundo asentada sobre un ecosistema árido después de El Cairo

A pesar de ser territorios que aparentan no tener mucho de interesante, los ecosistemas desérticos revelan en sus áridos suelos información valiosa y recursos altamente relevantes que pueden verse comprometidos frente al imparable cambio climático. Secos a partir de la escasez de lluvias, los desiertos son zonas particularmente difíciles de habitar, por la ausencia de vegetación y agua, y las variaciones de temperatura. Es por tal motivo que los seres vivos que habitan en ellos necesitan ser lo suficientemente resistentes como para soportar condiciones extremas.

En los últimos años, el calentamiento global los viene amenazando de forma implacable. Los desiertos, que cubren ya una cuarta parte de la Tierra, tienen pronosticado incrementar su extensión, y los cambios en la temperatura perjudicarían considerablemente su flora y fauna. Además de eso, las actividades humanas como instalaciones de viviendas, el pastoreo y otros factores están convirtiendo las regiones semiáridas en desiertos, proceso que tiene el nombre de desertificación y que daña considerablemente sus tierras, además de poner en peligro los ingresos provenientes de la ganadería y la agricultura.

Siendo de esa manera, se debe crear conciencia sobre la relevancia de preservar los ecosistemas áridos y dar a conocer su importancia para nuestro planeta. Manuel López, profesor de la facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura, detalla cuáles son las tres sorprendentes maneras en que los desiertos ayudan a proteger la vida del cambio climático:

  1. Los desiertos son el futuro de la energía renovable:

La continua búsqueda de como disminuir el uso de combustibles fósiles ha llevado a tomar especial atención a los desiertos, dado que cada metro cuadrado recibe alrededor de 2000 y 3000 kilovatios por hora de energía solar al año, lo cual significaría que un parque solar del tamaño del desierto de Sahara produciría 2000 veces más energía que las centrales más grandes del mundo. En este supuesto caso, el Sáhara podría producir potencialmente más de siete veces las necesidades eléctricas de Europa, sin emitir casi nada de carbono.

  1. Los ecosistemas áridos del planeta son fijadores de carbono:

Estos absorben altas cantidades de dióxido de carbono, como los bosques y las selvas, y, según el análisis publicado en la revista Nature Climate Change, las tierras áridas podrían aumentar su absorción del dióxido de carbono en el futuro hasta representar un 15% o 28% de la cantidad total absorbida por las superficies terrestres. Además, se ha descubierto que las bacterias que viven en algunos desiertos recolectan y almacenan dióxido de carbono adicional del aire y, dado que el CO2 es responsable del calentamiento global, es evidente, entonces, cómo este tipo de ecosistemas ayudan a combatirlo.

  1. Alimentan la flora local y permiten el crecimiento de sus plantas:

Aunque sea difícil de creer, los vientos que viajan a través de este tipo de terrenos trasladan nutrientes esenciales que son aprovechados por otros ecosistemas aledaños. Científicos acordaron, por ejemplo, que la selva amazónica no podría sobrevivir sin el desierto del Sahara. El polvo, fósforo y otros nutrientes que levanta el viento de los ecosistemas áridos terminan resultando vitales para que otros territorios, como la selva, no estén condenadas a desaparecer.

Ante este panorama, la Universidad de Piura realizará la conferencia científica internacional “Ecosistemas áridos: amenazas y oportunidades asociadas al cambio climático” – Detocc, que se llevará a cabo del 3 al 7 de marzo. Este evento es organizado por la Universidad de Piura con el apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica de Concytec.

Sobre la Universidad de Piura (UDEP)

Creada en 1968, la Universidad de Piura nació en Piura con la misión de formar integralmente a los alumnos, cultivando en ellos el espíritu del saber desde una concepción cristiana de la vida, que les permitiera desarrollar su profesión con competencia y vocación de servicio.  

Actualmente, cuenta con más de 10 000 alumnos de pre (8000) y posgrado (más de 2500) que estudian en sus campus de Piura y Lima (creado el 2003), además de la Escuela de Dirección –PAD, institución de primera categoría, creada en 1979, que forma a directivos en ejercicio y potenciales directivos del país.

 Licenciada por la Sunedu, la UDEP tiene 36 programas de pregrado; y, en posgrado: 30 maestrías y cinco doctorados. Atendiendo su principio de igualdad de oportunidades, que promueve que ningún talento se pierda por falta de recursos económicos, la UDEP otorga becas o semibecas al 20% de sus estudiantes; y acoge a más de 600 becarios del Pronabec. A la fecha, más de 14 000 personas han egresado de sus aulas y se desempeñan en distintas organizaciones e instituciones del Perú y el extranjero.