El proyecto polimetálico de cobre, zinc y plata arrancará en 2036 y busca integrar desarrollo agrícola y minería sostenible en el norte del Perú.
La Compañía de Minas Buenaventura ya ha puesto en el calendario uno de sus proyectos más ambiciosos: El Algarrobo, un yacimiento polimetálico ubicado en Tambogrande, región Piura, que comenzará operaciones en 2036. La mina procesará cobre, zinc y plata, con una planta que partirá con capacidad de 5.000 toneladas por día (tpd), pero con potencial para ampliarse a 15.000 tpd, según el avance de los estudios de factibilidad.
“El agua es el eje articulador del proyecto”, remarcó Fredy Regalado, jefe de Relaciones Interinstitucionales y Gestión Social de Buenaventura, durante un evento del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) en Piura. El plan hídrico contempla perforación de pozos, construcción de un reservorio de 30.000 m³ e implementación de proyectos agrícolas, con el objetivo de asegurar el recurso hídrico tanto para la operación minera como para las comunidades.
El cronograma es claro: la etapa exploratoria irá de 2028 a 2032, con estudios de impacto ambiental y acuerdos con la comunidad de Locuto; entre 2033 y 2035 se desarrollará la construcción de la planta e infraestructura industrial, a 13 kilómetros de Locuto, para iniciar producción en 2036.
Este avance llega en un contexto en que la minería peruana enfrenta luces y sombras. Por un lado, el Gobierno proyecta 2,8 millones de toneladas de cobre en 2024, consolidando la recuperación de la producción. Sin embargo, preocupa el avance de la minería ilegal de cobre, especialmente en Apurímac y Arequipa, donde proyectos como Las Bambas y Zafranal enfrentan tensiones.
La inversión minera prevista para 2025 asciende a US$4.800 millones, algo por debajo de los US$4.960 millones de 2023. En el primer trimestre de este año ya se han ejecutado más de US$1.000 millones.
En este contexto, la minería formal buscará seguir posicionándose en el escenario internacional. PERUMIN 37, que se celebrará en Arequipa del 22 al 26 de septiembre, reunirá delegaciones de cinco continentes. Alemania será el país aliado de esta edición, con un enfoque en minería sostenible y climática.
La cita servirá para consolidar alianzas estratégicas y mostrar que el sector minero peruano está dispuesto a liderar con estándares cada vez más altos en sostenibilidad, gobernanza y desarrollo territorial. El Algarrobo será una prueba clave de ese compromiso en el norte del país.