Perú 2025: Economía en recuperación, pero amenazada por la crisis política, la informalidad y la inseguridad

En entrevista exclusiva para Revista Economía, el economista y docente del Departamento Académico de Posgrado en Negocios PUCP, Santiago Dávila, analiza los factores que limitan el crecimiento del país: inestabilidad política, bajo empleo de calidad, informalidad laboral e inseguridad. Además, proyecta cómo se moverá la economía peruana en lo que resta del año.

¿Cómo ve el panorama económico en estos primeros seis meses de 2025?

En los primeros seis meses, el desempeño económico, si lo medimos por crecimiento del PBI respecto al mismo periodo del año previo, ha sido positivo. Aproximadamente el crecimiento del producto bruto interno ha sido de 3% a 4%. Se proyecta que para el cierre de 2025 podría estar alrededor de 3 o 3.1%, según cifras recientes del Banco Central de Reserva. El Ministerio de Economía y Finanzas es un poco más optimista: estima 4%. Pero eso era hasta hace una semana, antes de conocerse los conflictos internacionales más recientes. Creo que eso puede afectar el crecimiento mundial y, como Perú depende mucho del sector externo, eso puede tener un impacto a la baja en las proyecciones de crecimiento para este año y para el próximo.

¿Este comportamiento se ajusta a lo que se esperaba a inicios de año o ha habido un cambio importante?

Lo que ha cambiado en las proyecciones iniciales es, como mencioné, la incertidumbre del sector externo, que se ha acrecentado por la guerra comercial desatada por Estados Unidos y, más recientemente, por los problemas en Medio Oriente. Eso va a afectar el crecimiento externo y, con ello, el crecimiento interno. A nivel interno, algo que está impactando el crecimiento, según estadísticas del Banco Central, es el sector minero. La producción va a reducirse un poco porque hay minas que están entrando en mantenimiento. Eso impacta fuerte. Además, para el próximo año, ya no tanto para este, está el tema del clima electoral, porque Perú entra en elecciones generales y eso siempre afecta la inversión privada.

¿Cómo está evolucionando la inversión privada en este contexto?

La inversión privada venía recuperándose desde una fuerte caída en 2023. En 2024 se recuperó, en 2025 ha vuelto a crecer respecto a 2024 y va a seguir creciendo durante todo 2025. Pero en 2026 posiblemente ese crecimiento se ralentice un poco. No se va a contraer, pero sí podría desacelerarse por el ciclo electoral.

¿Qué impacto está teniendo la inseguridad ciudadana en la economía del país?

Cuando uno ve las estadísticas sobre los principales problemas percibidos por la población, el primero que aparece es la inseguridad. Es un problema social que tiene repercusiones económicas. Afecta los negocios, hoy afecta sobre todo a los pequeños, pero si no se controla, podría afectar también a negocios de mayor tamaño. Quizá ya los esté afectando, pero por su naturaleza delictiva, muchos empresarios no denuncian y prefieren seguir operando pagando extorsiones. No he visto mediciones que estimen concretamente el impacto de la inseguridad sobre el crecimiento, pero no cabe duda de que sí está impactando negativamente.

¿Qué lectura se puede hacer sobre la actual tendencia del tipo de cambio? ¿Qué significa que el dólar siga bajando?

Si uno ve las estadísticas del tipo de cambio soles por dólar a lo largo del tiempo, se observa que en Perú, a diferencia de otros países de la región, el tipo de cambio se ha mantenido bastante estable. Hubo periodos fuertes de devaluación, como cuando entró Pedro Castillo al gobierno y el dólar llegó a 4.10. Ahora está cerca de 3.60. Es difícil predecir con certeza dónde estará próximamente, pero creo que hay un debilitamiento del dólar a nivel global, y eso también afecta su valor frente al sol. Esta tendencia podría continuar en los próximos meses, dependiendo de cómo se maneje la crisis internacional en Estados Unidos, lo que haga la Reserva Federal y cómo se administre el crédito.

El Banco Central de Reserva interviene activamente en el mercado cambiario como gran comprador y vendedor de dólares, con una gran posición de cambio. Si bien no puede cambiar la tendencia, puede reducir la volatilidad. El mensaje es mixto: para quienes tienen deudas en dólares y ganan en soles, es una buena noticia; también lo es para las importaciones. Pero no tanto para el sector exportador.

¿Cuál es su evaluación sobre la evolución de la informalidad en el país y su impacto económico?

La informalidad en el Perú tiene múltiples definiciones. Por un lado, está la informalidad laboral: una empresa puede ser formal ante la SUNAT, pero informal con sus trabajadores. Está también el microempresario o ambulante que es completamente informal, y luego el gran empresario que elige ser informal parcialmente. Esa es la peor versión, porque podría ser formal y no lo es. Es un problema complejo. Algunos dicen que la informalidad es un reflejo de la resiliencia de la población ante un Estado débil. Pero creo que, siendo tan alto el nivel de informalidad, se ha convertido en un problema más que en un beneficio.

La gran pregunta es cómo incorporar a estas personas a la formalidad. Perú crece, pero no genera empleo de alta calidad. El empleo crece con el PBI, pero una parte importante es subempleo, empleo que no es adecuado para el perfil de las personas. Entonces, el desafío es cómo convertir ese crecimiento económico en empleos de calidad y no en subempleo.

¿Por qué persiste el problema del subempleo y la explotación laboral en el país?

Perú tiene un marco regulatorio que cambió con la creación de Sunafil, la entidad encargada de fiscalizar el cumplimiento de normas laborales. No digo que se haya solucionado todo, pero Sunafil es bastante activa en sus inspecciones. El otro problema, más de fondo, es la productividad. Ser formal cuesta, y si un emprendimiento no es productivo, no puede asumir ese costo, por lo que permanece en la informalidad total o parcial. Hay que trabajar en dos frentes: reducir los costos de ser formal y aumentar la productividad.

El Estado debe ser más eficiente en la creación de empresas, tributación y regímenes laborales. Pero también, las empresas peruanas deben producir más con los mismos recursos. Solo así tendrán ese extra que les permita asumir el costo de ser formales. A pesar del crecimiento observado, la economía peruana no es tan productiva, y eso genera este gran sector informal. Si fuéramos más productivos, podríamos transformar esa informalidad en formalidad.

Entrevista disponible en el siguiente enlace

¿Qué cifras de empleo se manejan hasta el momento en 2025, en cuanto a empleo, subempleo y desempleo?

Actualmente hay alrededor de 4,649,000 peruanos en puestos de trabajo formal, es decir, en planillas formales. Esta información la recoge la SUNAT a través de la planilla electrónica, una fuente muy precisa, aunque solo toma en cuenta el empleo formal. Este número ha crecido 5.4% respecto al mismo periodo de 2024, lo que representa unos 238,000 nuevos empleos formales. Esto muestra que hay una relación virtuosa entre el crecimiento económico y la generación de empleo.

Si miramos el lado del subempleo, cerca del 60% de la población ocupada está subempleada. Eso significa personas que trabajan pocos días a la semana, aunque quisieran trabajar más, o que trabajan a tiempo completo, pero ganan menos que el sueldo mínimo. Es decir, personas que no tienen condiciones laborales adecuadas.

¿Qué sucede con los peruanos que no están reflejados en los registros formales de la Sunat ni en cifras de empleo?

Hay que considerar que, de los más de 32 millones de peruanos, unos 18 millones están activamente en edad de trabajar. El resto incluye niños, adolescentes en etapa escolar y adultos mayores jubilados. Dentro de los económicamente activos, el desempleo ronda entre el 6% y 7%, lo que representa a personas que están activamente buscando empleo, pero no lo consiguen. No hay que confundir desempleo con subempleo: el desempleo es estar sin trabajo y buscando activamente; el subempleo es trabajar, pero en condiciones inadecuadas.

¿Por qué es más difícil conseguir empleo después de los 35 o 40 años? ¿Es solo un problema local o global?

Es un fenómeno global. Muchos trabajadores de 30, 40 o 50 años pierden el empleo y les cuesta reengancharse. Esto se debe a los cambios en las herramientas de trabajo y en los requerimientos de habilidades. Por eso es fundamental no dejar de capacitarse, seguir formándose y aprovechar cursos que actualicen las competencias profesionales.

¿Cómo está el panorama de la inversión actualmente, considerando proyectos como el aeropuerto Jorge Chávez y el puerto de Chancay?

La inversión, especialmente la privada, es el motor del crecimiento económico. Sin inversión privada no hay crecimiento sostenido, porque la inversión pública no alcanza. En 2023, la inversión privada cayó 7%. En 2024 se recuperó y en 2025 ha seguido creciendo. Para 2026 es probable que se desacelere, como suele ocurrir en años electorales.

Los grandes proyectos como el nuevo terminal del aeropuerto Jorge Chávez o el puerto de Chancay no se materializan de inmediato. Son inversiones que se ejecutan paulatinamente. Aun así, es clave que el país promueva activamente la inversión privada. De hecho, se debería usar como un indicador para evaluar la gestión política. En 2025, pese a la cercanía del año electoral, algunas empresas están apostando por invertir, especialmente en minería e hidrocarburos.

¿Qué se puede esperar para los próximos seis meses de 2025 en cuanto a crecimiento, inflación y riesgos?

Definitivamente va a haber un ajuste en las proyecciones de crecimiento. No será el 4% que proyectó el MEF, sino más cercano al 3%. El Banco Central ya lo ajustó a la baja, principalmente por los conflictos internacionales que van a impactar el crecimiento, pero también por la inestabilidad política interna. Seguramente aumentarán las investigaciones a funcionarios públicos y existe la posibilidad de una ruptura entre el Ejecutivo y el Congreso. Todo esto puede desacelerar aún más la economía.

Aunque actualmente las expectativas empresariales para los próximos tres meses siguen siendo positivas, eso es muy sensible. Un escándalo político puede derrumbar rápidamente ese optimismo.

¿Cuál es el comportamiento del consumo para lo que resta de 2025?

El consumo privado se ha mantenido en crecimiento. En 2024 creció 2.8%, y para 2025 se proyecta un crecimiento de entre 3% y 3.3%, según el Banco Central. Es un crecimiento importante, aunque moderado, que sigue la trayectoria de recuperación económica.

¿Cuál es el balance general entre economía y política en el Perú?

La economía peruana mantiene aún indicadores macroeconómicos positivos si se compara con otros países de la región. No son tan sólidos como antes, pero se sostienen. El gran problema sigue siendo político. Hay un desacierto permanente entre el Congreso y el Ejecutivo. El país ha tenido demasiados presidentes en muy poco tiempo y un Congreso con bajo nivel. Eso está afectando el crecimiento. De no ser por eso, podríamos estar creciendo por encima del 5%.

Entrevista completa disponible en el siguiente enlace