Las nuevas tarifas impulsadas por ambos países están alterando el equilibrio del transporte marítimo internacional y generando un efecto dominó en las principales líneas navieras.
El transporte marítimo global atraviesa uno de sus periodos más volátiles en años. A las fluctuaciones extremas de tarifas se suman los nuevos gravámenes portuarios impulsados por Estados Unidos y China, que están obligando a las líneas navieras a rediseñar por completo la gestión de sus flotas y rutas comerciales. El analista Jon Monroe describe el panorama como “un ciclo de subidas y bajadas que provoca un ‘latigazo’ en la operativa”, sin señales de estabilidad en el corto plazo.
Impacto directo en las rutas transpacíficas
Las rutas entre China y Estados Unidos son las más afectadas. Los volúmenes han caído de forma considerable y las tarifas, además de inestables, se han vuelto impredecibles. A esto se suman los nuevos recargos impuestos por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), que ya han costado a Cosco y OOCL más de 40 millones de dólares en los primeros días de aplicación. En respuesta, la alianza Gemini Cooperation (Maersk y Hapag Lloyd) se ha visto forzada a retirar o redirigir buques fuera de los puertos chinos como Ningbo.
China contraataca y agrava la incertidumbre
Poco después, China replicó la medida estadounidense con su propio esquema de gravámenes, creando un efecto de “sillas musicales” en las rutas marítimas. Las navieras están trasladando sus buques construidos en China fuera de los servicios a Estados Unidos y optando por transbordos en puertos neutrales como Busan. Las nuevas normas chinas, que entrarán en vigor el 14 de noviembre, impondrán tarifas que llegarán hasta los 157 dólares por tonelada neta en 2028 y exigirán reportes anticipados de los buques.
Un nuevo tablero logístico mundial
El resultado es un escenario operativo cada vez más complejo, donde las decisiones geopolíticas pesan tanto como las fuerzas del mercado. Monroe sostiene que “las leyes tradicionales de oferta y demanda parecen haber sido arrojadas por la borda”, ya que las líneas navieras intentan sostener incrementos tarifarios pese a la caída de la demanda. Maersk, CMA CGM, MSC y Hapag Lloyd ya están moviendo buques fuera de las rutas afectadas, mientras que COSCO y OOCL asumirán cerca de la mitad de los 3.200 millones de dólares previstos en tarifas adicionales.
Perspectiva del mercado marítimo
Aunque los buques con bandera estadounidense son minoría en los puertos chinos, la nueva normativa impactará también el comercio entre China y México y las rutas intra-asiáticas. La gran incógnita es si estos costos podrán trasladarse a los cargadores. “No creo que tengamos un pase directo de los gravámenes de la USTR, pero sin duda los propietarios de carga deberán considerarlos al fijar sus contratos”, advierte Monroe. Todo apunta a que la tensión regulatoria y geopolítica seguirá marcando el ritmo del comercio marítimo durante los próximos meses.






