En una entrevista exclusiva para Revista Economía, el ingeniero químico e integrante de la Comisión Nacional de la Industrialización del Colegio de Ingenieros del Perú (CIP), expone la urgencia de transformar materias primas, potenciar sectores estratégicos como minería y agroindustria, y apostar por políticas de Estado que impulsen el desarrollo industrial del país.
¿En qué consiste la Comisión Nacional de la Industrialización en el país y cuál es su objetivo?
Particularmente, esta comisión tiene como objetivo expresar y proponer al país, a través del Estado, el Ejecutivo o el sector privado, que la industrialización en nuestro país es totalmente posible, técnicamente y bajo una decisión de política de Estado. Nuestro objetivo a corto y mediano plazo es establecer y redactar un proyecto de ley que permita al país contar con la dirección exacta y técnica de cómo industrializarse, otorgando facilidades, atrayendo capital privado y permitiendo que el Estado intervenga. El Estado debe entender que los países desarrollados son países industrializados. Tenemos ejemplos como Singapur y China, que han desarrollado y prosperado a través de la industrialización.
¿Esta comisión es nueva o ya existía anteriormente?
Esta comisión ya ha existido en periodos pasados. Soy parte de la nueva comisión, de este nuevo periodo, porque el Colegio de Ingenieros ha renovado recientemente su área de desarrollo y dirección. Somos nuevos integrantes con un proyecto claro. Actualmente estamos en la fase de estructuración y diseño del proyecto, para luego presentarlo primero al Estado.
En cuanto a sectores estratégicos, ¿cómo ven desde la comisión la situación de la minería?
En el sector minero existe lo que llamo un falso orgullo. Somos el segundo exportador mundial de cobre, pero lo exportamos en bruto y luego nos lo devuelven convertido en cables, filamentos o láminas, con un precio siete, ocho o nueve veces mayor. Esto implica pérdida de ingresos, empleos, impuestos y competitividad. Necesitamos transformar nuestra materia prima en el país.
Usted tiene experiencia como empresario e importador. ¿Cuál sería el primer paso para dejar de depender de la importación de productos ya transformados?
La infraestructura nacional, como carreteras y puertos, debería servir para facilitar la transformación local. Importo insumos químicos para comercializarlos a nivel nacional y regional, pero también productos transformados que podríamos fabricar aquí. Por ejemplo, vendemos gas natural y luego importamos fertilizantes elaborados a partir de ese gas. Lo mismo ocurre con el megapuerto de Chancay, que hoy sirve más para exportar materias primas e importar productos terminados, generando ganancias para otros países y no para el nuestro.
En el sector agroindustrial, ¿la situación es similar?
Sí. Nos enorgullece ser el primer exportador de arándanos y segundo de paltas, pero nuevamente exportamos materia prima y luego importamos conservas, deshidratados o jaleas a precios ocho o nueve veces superiores. Si transformáramos aquí, generaríamos empleo, impuestos y productos más accesibles para los peruanos.
¿Dónde radica la falla: en el Estado o en el sector privado?
Todo cambio parte del Ejecutivo. Son políticas de Estado las que deben cambiar. Mientras no haya incentivos fiscales y financieros, mejor infraestructura y un cambio de decisión política, no habrá un cambio verdadero. China es un ejemplo: desde 1993 ha mantenido un crecimiento anual de alrededor del 10%, impulsado por presidentes ingenieros que apostaron por la industrialización. En el Perú, sin una decisión política clara y con participación técnica, no habrá desarrollo industrial.
La presidenta Dina Boluarte ha firmado en Japón contratos por más de 17 mil millones de dólares, incluyendo transporte. ¿Cómo evalúa la situación del transporte en el Perú?
El transporte es un sector olvidado en la planificación industrial. Seguimos usando energía no renovable, contaminando el parque automotor, con deficiencias en carreteras y congestión vehicular. A nivel de comercio exterior, necesitamos más puertos. El puerto de Chancay es relevante en el Perú, pero pequeño comparado con puertos como Shanghái. Las inversiones anunciadas son positivas, pero lo importante es que se ejecuten.
Como docente universitario, ¿cómo ve a los estudiantes de ingeniería?
Felizmente, todavía hay idealismo. Los estudiantes quieren terminar su carrera, ejercer su profesión y aportar al cambio del país. En las clases se generan debates que llevan a la conclusión común de querer contribuir al desarrollo industrial del Perú.
En comercio exterior, ¿qué papel juega el Perú en la región?
Somos uno de los mayores importadores y desde aquí exportamos a Ecuador, Bolivia y Colombia, principalmente productos importados de Asia. Brasil propone una conexión terrestre hacia Chancay para aprovechar su ubicación estratégica. Debemos atraer más inversión para construir otros tres o cuatro puertos de gran capacidad.
Se aproxima un año electoral. ¿Esto puede frenar avances en industrialización?
En años electorales hay incertidumbre, pero debemos lograr que la industrialización se convierta en una propuesta técnica y política adoptada por varios partidos. Lamentablemente, muchos políticos no son técnicos ni se asesoran con expertos. Espero que esto cambie y que el nuevo gobierno incentive la transformación local con inversión privada orientada a agregar valor.
Para cerrar, ¿qué mensaje daría a los empresarios peruanos?
Dividiría el mensaje en dos grupos. A los micro, pequeños y medianos empresarios, que representan el 95% de la inversión nacional, les pido que sigan apostando por el país, a pesar de la fiscalización excesiva y pocos incentivos. A las grandes empresas, muchas de ellas transnacionales, les sugiero invertir no solo en extracción, sino también en transformación local. La política actual no es la más conveniente, pero puede cambiar, y debemos seguir trabajando para lograrlo.
Entrevista completa disponible en el siguiente enlace:






