La integración de tecnologías eléctricas limpias y sistemas inteligentes de gestión energética permiten reducir emisiones, optimizar costos y mejorar la experiencia de quienes habitan y trabajan en estos espacios.
En un mundo donde, según la Agencia Internacional de Energía (AIE) los edificios consumen cerca del 30% de la energía final y generan una proporción importante de las emisiones globales, la modernización de estas estructuras significa una prioridad para las organizaciones a nivel global. Para ello, se debe realizar una transformación tecnológica enfocada en dos procesos: electrificación y digitalización.
Primero, la electrificación consiste en reemplazar tecnologías basadas en combustibles fósiles por soluciones eléctricas eficientes (como bombas de calor, climatización eléctrica o generación renovable), mientras que la digitalización aporta la inteligencia necesaria para que esas infraestructuras eléctricas operen, se monitoreen y optimicen de forma inteligente.
Los beneficios de aplicar una estrategia combinada de electrificación y digitalización en edificios son múltiples y tangibles. En primer lugar, permite una reducción importante de consumo energético y de las emisiones de CO2, al funcionar con modelos más eficientes, electricidad más limpia y mantención predictiva. Los edificios equipados con tecnologías digitales pueden lograr reducciones en carbono significativas, debido a una mejor visibilidad de consumos y análisis de datos.
En segundo lugar, estos avances se reflejan en mejoras en los costos operativos (menor gasto energético, menos mantenimiento reactivo y mayor vida útil de los activos), y en una experiencia de uso superior para quienes habitan y trabajan en dichos espacios. Así se logra mayor confort y productividad.
Para materializar este enfoque es imprescindible avanzar de manera estructurada sobre tres ejes fundamentales, según recomienda Marco Carrasco, Sales & Channel Manager de Schneider Electric:
- Evaluación del edificio: analizar el estado actual, medir consumos, identificar pérdidas energéticas, revisar la infraestructura eléctrica existente y definir una hoja de ruta de modernización.
- Sistema eléctrico: instalar o actualizar modelos de distribución, garantizar la calidad de la energía, incorporar sistemas de respaldo y preparar la infraestructura para la integración de energías renovables o soluciones de almacenamiento.
- Digitalización: implementar sensores IoT, medidores inteligentes, plataformas de gestión y análisis de datos, además de capacidades de automatización. Todo ello permite transformar los datos generados en decisiones operativas y en un proceso continuo de mejora.
Al integrar estos tres componentes, un edificio deja de ser una estructura pasiva para convertirse en un ecosistema activo, gestionado y resiliente, preparado para el futuro. En el contexto chileno, este modelo tiene una aplicación concreta, porque el país “cuenta con un sistema de edificios que en muchos casos requiere modernización, con regulaciones cada vez más orientadas a la eficiencia energética y con una matriz eléctrica en proceso de descarbonización, tiene una oportunidad real de liderar esta transformación en la región”, añade Carrasco.
Los edificios corporativos pueden migrar sus sistemas de climatización a tecnologías eléctricas eficientes y adoptar plataformas de monitoreo digital, mientras que complejos residenciales o institucionales pueden incorporar generación solar en cubierta, baterías de respaldo o estaciones de carga para vehículos eléctricos. De este modo, no solo se avanza hacia una descarbonización a nivel nacional, sino que además se aprovecha la ventaja competitiva del país en energía renovables, al mismo tiempo que se generan beneficios directos para los usuarios. Así se logra más confort y menor gasto operativo.
“La transición hacia edificios electrificados y digitalizados no es una aspiración lejana, sino un camino alcanzable que requiere visión, inversión y acción colaborativa. Se puede concebir y operar los espacios habitacionales y laborales de manera diferente, dando paso hacia un futuro en que lo eléctrico y lo digital convergen”, sentencia el experto de Schneider Electric.






