Un año después: el Chancay empieza a redibujar el mapa logístico del Pacífico Sur

El primer aniversario del Megapuerto de Chancay marca un punto de inflexión para el sistema portuario peruano, con avances operativos, nuevas rutas en negociación y retos urbanos que siguen pendientes.

Un primer año que cambia el movimiento portuario en el Perú

El Megapuerto de Chancay cumplió su primer año consolidándose como el segundo terminal del país con mayor movimiento de contenedores, solo detrás del Callao. En seis meses de operaciones comerciales ha movilizado alrededor de 350.000 TEU, y se proyecta cerrar el año con 500.000, según cifras del sector portuario.

Ubicado a 80 kilómetros de Lima y operado por Cosco Shipping Ports, el terminal cuenta con tres líneas navieras, COSCO, CMA CGM y OOCL, y mantiene negociaciones para sumar una cuarta ruta. Esta ampliación permitiría incrementar la capacidad operativa y fortalecer su papel como nodo logístico en el Pacífico Sur. Su muelle, que alcanza aproximadamente 500 metros, lo posiciona entre los más competitivos de Sudamérica para naves de gran porte.

Un nuevo eje logístico para exportación e importación

El puerto ha acelerado la salida de productos frescos como frutas y hortalizas, que llegan con mayor calidad a sus destinos debido a la reducción en tiempos de tránsito. También recibe cargas de grano provenientes de Argentina, así como cemento y vehículos eléctricos importados desde China para su posterior distribución hacia otros países, incluido Chile.

El impacto económico en la zona es visible. Un porcentaje considerable de trabajadores proviene de Chancay y se ha incrementado la participación femenina en actividades logísticas, lo que ha impulsado programas de emprendimiento y capacitación local.

Rutas en expansión y proyección internacional

Chancay apunta a consolidarse como un centro de transbordo estratégico. Las conversaciones con nuevas navieras, incluyendo una taiwanesa y otras con alcance global, buscan ampliar la conectividad con mercados asiáticos, americanos y europeos. Esto permitiría reducir costos logísticos y atraer mayor volumen de carga hacia el norte peruano.

Inversión, automatización y eficiencia

La primera fase del proyecto supera los 1.300 millones de dólares, inversión destinada a infraestructura automatizada que ha permitido acortar los plazos internos y agilizar procesos de importación y exportación. El diseño del terminal responde a estándares internacionales de eficiencia, lo que mejora la competitividad del comercio exterior peruano.

Zona económica especial: oportunidad clave pendiente

El área destinada a una futura zona económica especial representa uno de los mayores potenciales del proyecto. Sin embargo, la reglamentación que permitirá su funcionamiento aún no ha sido publicada. Esta zona permitiría que mercancías internacionales se almacenen bajo un régimen preferencial, reduciendo costos de transporte y almacenaje y atrayendo nuevas empresas al entorno inmediato del puerto.

Efectos colaterales en sectores de la economía

El avance portuario ha impulsado actividades complementarias como la construcción, el alquiler de almacenes, los servicios logísticos, los proyectos inmobiliarios y la generación de nuevas rutas de transporte. Este dinamismo ha creado demanda de infraestructura urbana adicional, obligando a Chancay a adaptarse a un crecimiento acelerado.

Un PDU pendiente que condiciona el desarrollo urbano

Pese al crecimiento económico, la ciudad carece de un Plan de Desarrollo Urbano (PDU) actualizado. Su ausencia dificulta ordenar el uso del suelo, habilitar servicios básicos, mejorar la movilidad y adaptar el entorno al ritmo del puerto. La falta de presupuesto municipal ha retrasado su aprobación, lo que genera preocupación entre actores públicos y privados debido al aumento de la actividad comercial y logística.

Ante esta situación, se han financiado estudios técnicos mediante Obras por Impuestos (OXI) para proyectos como un nuevo mercado municipal y un Instituto de Educación Superior Tecnológico. Además, se han desarrollado nuevas vías de acceso y veredas para facilitar tanto la logística del puerto como el tránsito cotidiano de la población.

El debate ferroviario: ampliaciones posibles y dudas estructurales

El aniversario del puerto reactivó el debate sobre los corredores ferroviarios vinculados a Chancay. Uno de ellos es el eventual tren bioceánico Brasil–Chancay–Asia, un proyecto de alta complejidad técnica y económica que enfrenta cuestionamientos por sus costos, su impacto ambiental y la competencia con puertos brasileños ya establecidos.

Los estudios existentes indican que el transporte terrestre desde regiones productivas brasileñas hasta Chancay podría resultar más costoso que las rutas hacia Belén o Manaos. Además, se estima que el proyecto requeriría inversiones que podrían superar los 100.000 millones de dólares, implicando la intervención de territorios protegidos y comunidades indígenas.

Como alternativa más cercana, se ha planteado el corredor Chancay–Pucallpa, que conectaría la Amazonía peruana con el litoral. Aunque también presenta retos de ingeniería y sostenibilidad, podría integrarse más fácilmente al sistema logístico nacional.

Una plataforma de crecimiento con desafíos estructurales

Tras su primer año, el Megapuerto de Chancay se perfila como un actor clave en la transformación logística del Perú y la región. Sus avances operativos, el interés de nuevas navieras, la futura zona económica especial y el impacto económico en su entorno confirman su potencial de consolidación.

Sin embargo, los retos urbanos, la necesidad de infraestructura complementaria y las decisiones sobre nuevos corredores ferroviarios determinarán la velocidad real de su expansión en los próximos años. Chancay se encuentra en un punto crítico: el equilibrio entre crecimiento logístico, desarrollo urbano y sostenibilidad marcará su papel en el mapa del Pacífico Sur.