Por Gianni Hanawa, Country Director de Cirion Perú
En los últimos años, la conversación sobre la conectividad en el Perú, y en la región, se ha centrado casi exclusivamente en la capacidad. La industria proveedora de Internet ha entrado en una competencia por quién ofrece más ancho de banda al menor precio, aun cuando la mayoría de usuarios no consume ni de lejos la totalidad de lo que se les ofrece. Esta carrera por los gigas ha reducido la discusión técnica a una métrica que, aunque importante, no refleja el verdadero valor que un ISP puede entregar a hogares y empresas. Esto es especialmente relevante considerando que más del 90% de los hogares peruanos ya cuentan con acceso a internet fijo o móvil, lo que evidencia que la discusión debe evolucionar hacia la calidad y el propósito del servicio, no solo hacia su cantidad. En este contexto, seguir optimizando únicamente la velocidad no solo es insuficiente, sino también estratégicamente limitado.
La presión competitiva se intensifica con la evolución de tecnologías externas al mercado tradicional. Mientras las redes móviles avanzan hacia 5G y 6G, los nuevos sistemas satelitales en órbita baja elevan el estándar de conectividad, los ISP locales enfrentan un desafío inevitable: no pueden ganar una guerra basada únicamente en capacidad. Intentar competir con modelos globales de hiperescala es una batalla interminable. La oportunidad real está en redefinir lo que significa diferenciarse, tomando como punto de partida una comprensión profunda de cómo está cambiando el tráfico digital, especialmente con la explosión de la inteligencia artificial.
La demanda de tráfico impulsada por IA redefine la ecuación
Una sola interacción con un modelo de IA puede consumir entre 10 y 20 veces más tráfico que una búsqueda tradicional. Esto no solo aumenta el volumen, sino que cambia la naturaleza misma del tráfico: más denso, más distribuido, más impredecible. Los ISP necesitan anticipar estos patrones y educar a los usuarios sobre el potencial de estas nuevas herramientas, promoviendo un uso que genera valor y preparando las redes para un consumo cualitativamente diferente, no solo cuantitativamente mayor.
Pero este cambio tecnológico demanda un replanteamiento estratégico. En lugar de duplicar pares de fibra en las mismas rutas o replicar infraestructura sin sinergias, la industria debe impulsar inversiones inteligentes y colaborativas. La experiencia global demuestra que los hyperscalers ya lideran la expansión de redes submarinas y troncales, y que las alianzas en este campo permiten optimizar recursos, mejorar resiliencia y llegar con mayor eficiencia a los mercados relevantes. No se trata de gastar más, sino de invertir mejor: evaluar rutas, compartir capacidades y priorizar donde realmente se genera impacto.
Finalmente, la idea de que el Internet terminará convertido en un commodity es equivocada. Existen, y existirán, diferentes tipos de conectividad diseñados para distintas necesidades: redes optimizadas para la IA, para entretenimiento, para baja latencia, para transporte internacional, para last mile, entre otras. Ningún proveedor es excelente en todos los frentes, y por eso la mejor estrategia para los ISP es ver todas las opciones que el mercado ofrece como redes neutras de alta calidad, operadores con transporte robusto, soluciones especializadas de larga distancia y capacidades internacionales competitivas. La verdadera ventaja competitiva surgirá cuando cada ISP construya su fórmula propia, seleccionando lo mejor de cada mundo para diseñar una red que no solo funcione hoy, sino que esté lista para el tráfico del futuro.





