Bolivia atraviesa una de las crisis económicas más graves de las últimas décadas, con una inflación que alcanzó el 25% en 2025, su nivel más alto desde 1993.
Según especialistas, entre las principales razones que explican esta situación se encuentran:
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Escasez de divisas y caída en las reservas internacionales.
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Déficit fiscal creciente por el aumento del gasto público sin respaldo productivo.
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Dependencia de subsidios a los combustibles, que presionan las finanzas estatales.
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Disminución de ingresos por exportaciones de gas y minerales, afectados por precios internacionales y menores volúmenes de producción.
La crisis ha provocado aumento de precios en alimentos, combustibles y transporte, generando protestas sociales y presión sobre el gobierno boliviano para implementar medidas urgentes.
Analistas advierten que, sin un plan integral de estabilización, Bolivia podría enfrentar un escenario de mayor deterioro económico y social en los próximos meses.






