Chancay como puerta al futuro: el nuevo puerto redefine la relación China–Perú

La megaobra portuaria, inaugurada en noviembre de 2024, marca un antes y un después en la conectividad transpacífica y consolida a Perú como eje logístico clave entre Asia y Sudamérica.

El 14 de noviembre de 2024 marcó un punto de inflexión para la economía peruana y las relaciones internacionales en la región. Ese día, el Puerto de Chancay inició operaciones como el primer puerto inteligente de Sudamérica, diseñado con tecnología de última generación y concebido como un pilar estratégico de la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China.

Este megaproyecto no solo reduce el tiempo de envío entre Perú y China a apenas 23 días, sino que genera ahorros superiores al 20% en costos logísticos, posicionando a Perú como hub comercial clave en el Pacífico sur. Se estima que su impacto económico alcanzará los US$ 4.500 millones anuales y que creará más de 8.000 empleos directos, transformando profundamente la dinámica económica del país.

Desde 2013, China se mantiene como el principal socio comercial del Perú, y esta nueva infraestructura consolida una asociación estratégica integral que hunde sus raíces en más de un siglo de relaciones culturales, migratorias y comerciales. Desde los intercambios durante la era de los galeones de Manila hasta la llegada masiva de migrantes chinos en 1849, los vínculos entre ambos países han sido constantes y cada vez más robustos.

El desarrollo del puerto se suma a una serie de proyectos de infraestructura estratégicos impulsados por cooperación bilateral. Ejemplos como la hidroeléctrica Sangaban-3 (Puno), la vía Costa Verde del Callao, y el túnel vial hacia Machu Picchu evidencian cómo las inversiones chinas en Perú ya están modificando positivamente el panorama energético, turístico y logístico.

La reciente Reunión de Líderes Económicos de APEC, celebrada en Lima en noviembre de 2024, sirvió de plataforma clave para reafirmar el compromiso de ambas naciones con el crecimiento regional, la apertura económica y la construcción de una comunidad Asia–Latinoamérica interconectada.

Más allá de su función logística, el Puerto de Chancay simboliza un nuevo paradigma de cooperación: uno que trasciende los intercambios comerciales y apuesta por el desarrollo sostenible, la transferencia tecnológica y la integración regional. Se trata, como lo describen algunos analistas, del “Camino Inca de la Nueva Era”, una ruta de progreso compartido entre Perú, China y el resto de América Latina.