La autoridad monetaria cerró el año con una postura prudente sostenida por un entorno inflacionario controlado.
Un escenario de inflación bajo control
El Banco Central de Reserva del Perú mantuvo su tasa de referencia en 4.25% en su reunión de diciembre, una decisión alineada con un contexto de precios contenidos, expectativas ancladas y una actividad económica que opera cerca de su nivel potencial. En noviembre la inflación mensual fue de 0.11% y la inflación sin alimentos ni energía avanzó 0.06%. Ambas tasas se ubicaron en 1.4% y 1.8% interanual, dentro del rango meta. Las expectativas a doce meses se mantuvieron en 2.2%, lo que refuerza la credibilidad del marco de política monetaria. Silvana Caro, miembro del equipo de Asset Management de Intéligo, explicó que el año cierra con un entorno inflacionario controlado, donde la ausencia de presiones relevantes permite sostener una postura estable sin ajustes inmediatos.
Perspectivas de inflación hacia 2026
El BCRP prevé que la inflación convergerá hacia el punto medio del rango objetivo durante la segunda mitad del 2026. Caro indicó que la proyección para ese año apunta a un escenario de precios benignos asociado a una moderación gradual de la actividad, lo que respalda la expectativa de una pausa en la política monetaria en los primeros meses del 2026.
Riesgos que marcarán la política monetaria
El comunicado del Banco volvió a resaltar la incertidumbre internacional, especialmente ante posibles restricciones al comercio global. En el ámbito local, el proceso electoral se perfila como un elemento decisivo para la lectura del entorno macroeconómico del próximo año. Caro sostuvo que, aunque el escenario base es de estabilidad en la tasa, no se descarta que el BCRP evalúe uno o dos recortes en 2026, según cómo evolucionen la actividad y las condiciones financieras externas. La especialista añadió que el proceso electoral será un punto crítico a seguir en la trayectoria económica del 2026.
Panorama para el 2026
La continuidad en la postura del BCRP muestra un equilibrio apoyado en la estabilidad de precios y en la cautela frente a los riesgos globales y políticos. El 2026 apunta a ser un año de transición con inflación convergiendo a niveles cómodos y una política monetaria que mantendría un tono estable, con ajustes puntuales si el escenario lo requiere.






