Más allá del precio: transferencia de combustibles con enfoque de ciclo de vida

Por el Equipo de investigación y desarrollo de APLISAC

En una industria donde cada minuto de operación cuenta y cada incidente puede traducirse en impactos ambientales y reputacionales significativos, la transferencia de fluidos – combustibles, crudos y reactivos – constituye un eje crítico de seguridad, eficiencia y cumplimiento. En el Perú, PETROPERÚ ha sido protagonista de esta historia. Para APLISAC, acompañar sus retos desde nuestra fundación ha significado más que proveer equipos y servicios: es un compromiso sostenido con la excelencia técnica y un enfoque de ciclo de vida.

Una alianza exigente desde el origen

Desde nuestros primeros proyectos como proveedores de PETROPERÚ entendimos que la confiabilidad no es negociable. Las instalaciones críticas requieren soluciones que funcionen siempre, incluso en entornos severos. Por ello, APLISAC ha apostado por tecnologías de alta disponibilidad y calidad.

Para empresas como PETROPERÚ, y en general para toda la cadena de valor del país, los sistemas de transferencia y despacho – brazos de carga, breakaways, mangueras (terrestres y submarinas), válvulas de emergencia, sistemas de recuperación de vapores, medición y automatización – son mucho más que equipos: son la puerta de entrada y de salida de la energía que mueve al Perú y al mundo. Es ahí donde se decide la disponibilidad operacional, la seguridad de proceso y la confiabilidad ambiental; allí se protege a las personas, se evita el derrame que nunca debe ocurrir y se gana (o se pierde) reputación. Cuando estos sistemas rinden al nivel exigido, cada barco se atiende a tiempo, cada camión sale con exactitud y cada terminal sostiene su promesa: entregar energía sin interrupciones, con trazabilidad y con estándares de clase mundial.

Del precio al valor: la ecuación TCO

En procesos competitivos suele imponerse la oferta más baja. Sin embargo, en la transferencia de fluidos, el verdadero diferencial está en el Total Cost of Ownership (TCO) y en la gestión del riesgo: menor frecuencia de mantenimientos no planificados, mayor tasa de transferencia efectiva, tiempos de conexión más cortos, repuestos disponibles y soporte técnico oportuno. Elegir solo por precio puede derivar en paradas imprevistas, incidentes y penalidades ambientales que superan con creces cualquier ahorro inicial. En componentes críticos, el sesgo por precio multiplica fallas y eleva el TCO muy por encima de la inversión inicial.

Este enfoque trasciende el costo de compra y se centra en lo que cada equipo aporta a la continuidad del negocio: menos horas fuera de servicio, mejores índices de seguridad y una reducción tangible del estrés operativo. Así, el TCO se vuelve el lenguaje común entre ingeniería, mantenimiento, abastecimiento y gerencia, permitiendo decisiones más informadas y coherentes con los objetivos de disponibilidad y reputación.

Cuando el precio es síntoma: gobernanza y cultura

Comprar “barato” sin considerar calidad y ciclo de vida raramente es un problema técnico aislado: suele revelar debilidades de gobierno corporativo, capacidades de gestión insuficientes y falta de transparencia en los procesos. En organizaciones sin una arquitectura de control sólida emergen atajos previsibles: incentivos mal alineados que premian ahorros inmediatos por sobre confiabilidad a largo plazo; falta de estandarización técnica que habilita ofertas de baja durabilidad o incompatibles; trazabilidad insuficiente de criterios y decisiones; y una gestión de riesgos fragmentada, con poco peso del TCO y la seguridad de procesos en la evaluación.

El resultado es conocido: equipos que fallan prematuramente, costos hundidos en repuestos y correctivos, exposición reputacional y deterioro de la licencia social para operar. La respuesta es un buen gobierno corporativo que prevenga estos escenarios con reglas claras, controles efectivos, evaluación basada en evidencia y una cultura que valore la calidad y la mejora continua. Donde se instala disciplina, el TCO deja de ser un ejercicio teórico para convertirse en la brújula cotidiana de la operación.

Servicio de ciclo de vida que sostiene resultados

Un equipo excelente mal implementado rinde poco. Por eso, APLISAC acompaña relizando supervisiones de instalación, entrenamiento de operadores y soporte postventa. La ecuación es simple: especificación técnica rigurosa + implementación correcta + mantenimiento oportuno = disponibilidad más estable, menos correctivos y cumplimiento ambiental riguroso. Visto desde el TCO, el valor se expresa en menos horas perdidas, menor desgaste del personal y mayor confiabilidad a lo largo de la vida útil con indicadores trazables para demostrar y auditar resultados.

PETROPERÚ hoy: diagnóstico operativo y plan de salida

Entre 2024 y 2025, PETROPERÚ ha vivido un tramo complejo: presión de liquidez pese a apoyos del Estado, cambios en la alta dirección y el desafío de afinar la Refinería de Talara – incluida la unidad de flexicoquing – con más costos y complejidad. Cuando la caja se ajusta y las condución oscila, el impacto se siente en la operación diaria: inventarios al límite, mantenimientos que, si se postergan, regresan como emergencias, y procesos de compra que se vuelven más lentos justo cuando los repuestos y la asistencia técnica definen si se opera o se detiene.

La salida no es un secreto: es método. Gobernanza que ancle decisiones, con instancias técnicas y una regla simple para las adquisiciones críticas: decidir por valor de vida útil, no por el precio del día. Talara debe operar para generar caja: planes de confiabilidad por bloque, seguimiento diario de indicadores, análisis de causa raíz ante cada parada relevante, con contratos que premien la disponibilidad y la eficiencia energética. Acompañan finanzas ordenadas (refinanciar deuda cara, acuerdos realistas con proveedores, inventarios según nivel de servicio), compras basadas en evidencia (homologar proveedores por familias de equipos y exigir estándares claros) y transparencia: tableros públicos de disponibilidad, costos y tiempos de atención que vinculen cualquier apoyo a resultados concretos.

¿La brújula? Metas simples y medibles. Con disciplina técnica y contratos atados a resultados, la crisis puede convertirse en curva de aprendizaje: menos paradas, menor costo a lo largo de la vida útil y más confianza. Elegir y operar por valor, no por precio, es lo que asegura energía a tiempo, segura y trazable.

Agenda propositiva

Convertir el “valor sobre precio” en práctica cotidiana exige medidas alineadas con las mejores referencias de gobernanza del sector público empresarial:

  • Ponderación técnico–económica real en compras críticas (60–70% técnico / 30–40% económico), con umbrales mínimos de cumplimiento técnico.
  • Matriz TCO obligatoria en cada adquisición relevante: vida útil, MTBF/MTTR, disponibilidad de repuestos, tiempos de entrega y soporte local.
  • Homologación de proveedores por familia de equipos (brazos de carga, breakaways, sistemas de recuperación de vapores, mangueras, etc), con verificación de desempeño y servicio.
  • Estandarización de especificaciones y listas positivas que reduzcan la variabilidad y eviten empates por baja calidad.
  • SLAs y contratos marco con KPIs de disponibilidad, tiempos de atención y penalidades/bonos por desempeño medido.
  • Trazabilidad digital y segregación de funciones en abastecimiento, con expedientes auditables extremo a extremo.
  • Transparencia proactiva de KPIs de compras y resultados operativos que fortalezcan la confianza ciudadana.

Estas medidas no solo mejoran la disciplina operativa, también envían una señal clara al mercado: el Estado y sus empresas priorizan desempeño, seguridad y trazabilidad.

Conclusión

En este aniversario, PETROPERÚ tiene la oportunidad de consolidar un estándar ejemplar: un gobierno corporativo que premie la confiabilidad; compras que consideren calidad, TCO y riesgo; y transparencia que genere confianza. Desde APLISAC, seguiremos acompañando a quienes operan las infraestructuras que mueven al país, poniendo por delante la ingeniería de valor. Porque la decisión correcta no es la más barata, sino la que protege a las personas, al entorno y a la continuidad operativa. Ahí es donde APLISAC marca la diferencia.