La decisión del Gobierno de Lula da Silva genera polémica internacional: Petrobras iniciará la búsqueda de crudo en una zona ambientalmente sensible mientras Brasil se prepara para ser sede de la COP30.
El Gobierno de Brasil ha aprobado uno de los proyectos más polémicos de los últimos años al conceder a Petrobras la licencia ambiental para iniciar la exploración de petróleo en el delta del río Amazonas. La autorización fue emitida por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) a menos de tres semanas de que el país reciba la cumbre climática de la ONU (COP30) en la ciudad amazónica de Belém.
Las perforaciones comenzarán de inmediato, según confirmó la petrolera estatal. El epicentro del proyecto se encuentra a 170 kilómetros mar adentro, en el denominado bloque 59, frente al estado de Amapá, una región caracterizada por una de las mayores costas de manglares del planeta.
El anuncio ha provocado críticas de organizaciones ambientales. El Observatorio del Clima calificó la decisión como una “contradicción” al liderazgo climático que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva busca proyectar en el escenario internacional. “Sabotea la COP y es desastrosa desde el punto de vista ambiental y de la biodiversidad”, advirtió la alianza de ONG, que ha anunciado acciones judiciales para frenar el proyecto.
A pesar de las tensiones internas en su gobierno, Lula ha defendido la iniciativa argumentando que los ingresos provenientes de esta nueva frontera petrolera servirán para financiar la transición energética y reducir la pobreza. En contraste, la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, se opone a la expansión de las operaciones petroleras hacia nuevas áreas.
La primera fase del proyecto durará unos cinco meses e incluirá la perforación exploratoria para verificar la existencia de yacimientos, impulsada por el interés generado por los recientes hallazgos de grandes reservas en Guyana, país vecino. La presidenta de Petrobras, Magda Chambriard, aseguró que la empresa actuará dentro del marco técnico y legal, aunque reconoció la urgencia de iniciar los trabajos debido a los plazos contractuales del buque perforador.
La decisión llega en un momento políticamente delicado. Mientras Brasil busca consolidarse como líder en la agenda climática global, el país también planea incrementar su producción de crudo, que actualmente ronda los 3,3 millones de barriles diarios, con el objetivo de posicionarse entre los cinco mayores productores del mundo hacia 2030.
El caso del bloque 59 sintetiza la dualidad de Brasil: una potencia ambiental que alberga la Amazonia, pero también un gigante energético que apuesta por el petróleo como fuente de desarrollo.






