La propuesta del gobierno de Claudia Sheinbaum busca proteger sectores estratégicos, pero desata fricciones con Pekín y plantea riesgos para el mercado de autos eléctricos en México.
México anunció una propuesta para elevar aranceles de hasta 50% a productos importados de países con los que no tiene acuerdos de libre comercio. La iniciativa, presentada por el gobierno de Claudia Sheinbaum, deberá ser debatida en el Congreso y tiene como objetivo reforzar la producción nacional en sectores estratégicos como el automotor, el textil y el siderúrgico.
De aprobarse, los aranceles a los autos ligeros importados —que hoy pagan entre 15% y 20%— se elevarían al 50%. El impacto también alcanzaría a textiles, ropa y acero, elevando los costos de importación para empresas que dependen de insumos extranjeros.
China responde con advertencias
La propuesta ha tenido un efecto inmediato en la relación con China, principal socio comercial afectado. La embajada de Pekín en México calificó la medida como una forma de “coerción” y advirtió que tomará “acciones necesarias” para proteger sus intereses. Aunque no detalló posibles represalias, el tono marcó un nuevo foco de tensión diplomática.
La presidenta Sheinbaum buscó bajar la presión asegurando que la medida no está dirigida específicamente contra China y anunció que se reunirá con representantes del gobierno chino la próxima semana.
Estados Unidos detrás de la presión
La decisión de México no puede entenderse sin el contexto regional. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha exigido a sus socios comerciales que eleven los aranceles a los productos chinos. Para México, esto supone un delicado equilibrio entre mantener la cooperación con su mayor socio comercial y gestionar las fricciones con Pekín.
Impacto en la industria automotriz
El sector más sensible es el automotriz, donde los fabricantes chinos de autos eléctricos y de gasolina, como BYD, han ganado terreno en el mercado mexicano. Tesla, que depende de la importación de ciertos modelos desde China, también podría verse afectada.
En contraste, las compañías estadounidenses con plantas en México, como General Motors y Ford, se beneficiarían de la protección arancelaria, reforzando la competitividad de su producción local.
Especialistas advierten que la medida podría frenar el crecimiento del mercado de autos eléctricos en México, encareciendo precios para los consumidores y reduciendo opciones de oferta.
Un equilibrio complejo
Aunque la narrativa oficial es fortalecer la producción nacional, la propuesta refleja la presión geopolítica de Estados Unidos y la necesidad de México de proteger sectores sensibles. Sin embargo, la tensión con China deja abierta la posibilidad de represalias que podrían complicar el comercio bilateral.
La discusión en el Congreso será decisiva para medir hasta qué punto México está dispuesto a reconfigurar su política arancelaria en un contexto global cada vez más marcado por disputas comerciales.






