El gobierno indio lanza una estrategia basada en nuevos acuerdos de libre comercio, apoyo a las Pymes y fortalecimiento de la demanda doméstica para amortiguar el impacto de los aranceles del 50% impuestos por Washington.
Una disputa que escala
India enfrenta un golpe significativo en su comercio exterior tras la decisión de Estados Unidos de aplicar aranceles del 50% a unos 60.000 millones de dólares en exportaciones indias. La medida, que entró en vigor a finales de agosto, surge como represalia por la compra continuada de crudo ruso por parte de Nueva Delhi.
Los gravámenes se aplicaron en dos tramos: un primer 25% a inicios de agosto y un segundo 25% esta semana. Entre los sectores más afectados se encuentran textiles y joyería, ambos de alta empleabilidad en India. En contraste, Washington optó por no sancionar al sector farmacéutico, clave para sus propios consumidores.
Estrategia de respuesta de India
El Informe Económico Mensual de julio del gobierno indio delineó la hoja de ruta para enfrentar el desafío:
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Diversificación de mercados de exportación. India busca reducir su dependencia del mercado estadounidense mediante acuerdos de libre comercio ya vigentes con Reino Unido y la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), además de negociaciones en curso con la Unión Europea, Perú y el propio Estados Unidos.
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Fortalecimiento interno. El plan plantea que las grandes empresas con mayor músculo financiero absorban el impacto inmediato, para proteger a las pequeñas y medianas empresas y permitirles emerger fortalecidas de la disputa.
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Confianza en los fundamentos económicos. La economía india sostiene una inflación controlada en 1,6%, una demanda interna robusta y un mercado laboral en mejora. La agencia S&P respaldó esta solidez al elevar la calificación soberana del país a ‘BBB’.
Riesgos y oportunidades
El informe reconoce que la incertidumbre arancelaria supone riesgos inmediatos para las exportaciones, pero enfatiza que el trabajo conjunto del Estado y el sector privado permitirá minimizar las perturbaciones. La visión de largo plazo es que estas tensiones refuercen la capacidad de adaptación de la economía india.
En palabras oficiales: “Los contratiempos, si se gestionan bien, al final nos hacen más fuertes y ágiles”.
Un equilibrio geopolítico delicado
El trasfondo de la disputa no es solo comercial: refleja la tensión entre la relación estratégica India–EE.UU. y los vínculos energéticos de Nueva Delhi con Rusia. Este equilibrio será determinante para las próximas negociaciones, especialmente en sectores donde India se mantiene como actor clave en las cadenas globales de valor.






