Las agroexportaciones peruanas de palta rompen la barrera de los mil millones de dólares, pero detrás del éxito se asoman limitaciones productivas, climáticas y logísticas que podrían comprometer la sostenibilidad del crecimiento.
La exportación de palta peruana superó los US$ 1,000 millones en lo que va del año, impulsada por un entorno internacional de precios favorables. Sin embargo, el volumen exportado cayó un 9 % interanual, alcanzando 506,000 toneladas, debido a impactos climáticos como lluvias intensas y eventos de estrés hídrico. A pesar de la caída en cantidad, los ingresos crecieron gracias al repunte de precios y la fuerte demanda en mercados tradicionales como Estados Unidos, Países Bajos y España.
Desde el sector agroexportador se reconoce que el buen desempeño de este año oculta desafíos estructurales aún no resueltos. Entre ellos destacan la limitada infraestructura hídrica, las deficiencias logísticas y la concentración de mercados. En regiones como La Libertad, Lambayeque o Ica, la dependencia del riego tecnificado y la falta de mantenimiento en canales comprometen la sostenibilidad del cultivo.
Además, el acceso a nuevos mercados se presenta como una prioridad estratégica. Si bien ya se han realizado envíos a países de Asia y Medio Oriente, el reto es posicionarse con volúmenes relevantes en plazas como China, Corea del Sur y Japón, lo que exige cumplir exigentes requisitos fitosanitarios y altos estándares de trazabilidad.
Según gremios como ProHass, la diversificación de destinos y la mejora en productividad serán claves para enfrentar un entorno de mayor competencia internacional, especialmente ante el avance de países como Colombia, México o Kenia, que están ganando terreno en las ventanas de oferta.
En paralelo, el crecimiento de la agroexportación paltera también requiere resolver cuellos de botella en infraestructura vial, almacenamiento y servicios logísticos. Expertos advierten que la falta de una estrategia nacional articulada limita el potencial de cadenas de valor como la de la palta, que ya compite en primera línea con productos estrella como la uva, los arándanos y el café.
Desde el lado macroeconómico, el dinamismo de este sector representa un componente relevante en el superávit comercial del país y en la generación de empleo formal rural. No obstante, la exposición climática y la volatilidad del mercado externo revelan la necesidad de políticas de resiliencia productiva y adaptación agrícola, con financiamiento técnico adecuado y reglas claras para la inversión.






