Wall Street toca el cielo, récords históricos esconden señales de alerta

En una jornada marcada por récords históricos en los principales índices bursátiles, tensiones geopolíticas latentes y señales técnicas mixtas, los mercados globales continúan operando con una resiliencia destacada, sostenida por la expectativa de recompras corporativas, un ciclo de beneficios aún sólido y un entorno de política monetaria que, aunque incierto, no ha sorprendido con nuevos ajustes. La creciente divergencia entre la acción del precio y las valoraciones fundamentales comienza a despertar señales de cautela entre estrategas institucionales, incluso mientras los inversores minoristas siguen apostando con fuerza al alza.

En Estados Unidos, el S&P 500 y el Nasdaq marcaron nuevos máximos históricos, con el primero superando por primera vez los 6.350 puntos, acumulando una apreciación de más del 31% desde abril. Solo en julio, el índice ha subido un 2,5%, encaminándose a completar su undécimo julio consecutivo en positivo, una hazaña que igualaría la racha más larga en la historia de ese mes. Este repunte sostenido se da en medio de una notable calma en el mercado: la racha del S&P 500 sin movimientos diarios superiores al 1% se extiende ya por 19 sesiones, con implicaciones históricamente bajistas a mediano plazo según datos de AlmanacTrader. Estadísticamente, tras este tipo de rachas, el rendimiento promedio del índice cae -4% en tres meses y hasta -9% en los siguientes doce.

El optimismo del mercado contrasta con los persistentes signos de divergencia institucional. Goldman Sachs y Citadel han comenzado a recomendar a sus clientes adquirir coberturas baratas ante un potencial retroceso, mientras Mark Newton, jefe de estrategia técnica en Fundstrat, advierte que el índice de volatilidad VIX podría repuntar hacia niveles de 25 a 30 hacia octubre. Esta visión es compartida por JP Morgan, que señala una preocupante complacencia en los mercados, al tiempo que las revisiones de beneficios por acción (BPA) se han desplomado un 14,3% en el último mes, especialmente en el sobrecomprado sector tecnológico. A ello se suma la décima semana consecutiva de ventas netas por parte de inversores institucionales, que acumulan desinversiones por $8.500 millones en el último mes, en contraste con los minoristas, compradores netos en 30 de las últimas 32 semanas.

A pesar de estas señales, los fundamentales corporativos aún muestran fortaleza. Según la última actualización de resultados del segundo trimestre, el 85% de las 97 compañías del S&P 500 que ya han reportado han superado expectativas, con una sorpresa promedio del 4%. En particular, Alphabet sorprendió con ingresos ex-TAC de $81.72 mil millones frente a los $79.6 mil millones esperados, y un BPA de $2.31 frente a los $2.18 proyectados, destacándose los ingresos publicitarios de Google con $71.34 mil millones. Tesla, por su parte, decepcionó en todas las métricas clave —beneficios, ingresos, flujo de caja libre y entregas— aunque los márgenes brutos superaron levemente expectativas. Sus ingresos automotrices cayeron un -16% interanual, por debajo incluso de la guía negativa del -14%. IBM también decepcionó en su segmento de software, afectando las expectativas de crecimiento en un área crítica para su transformación.

En el plano político y macroeconómico, el presidente Donald J. Trump ha intensificado su ofensiva institucional contra la Reserva Federal, al anunciar su histórica visita a la sede del banco central este jueves, la primera de un presidente en casi dos décadas. Esta visita se da en medio de crecientes presiones para que Jerome Powell recorte las tasas de interés, algo que Trump ha demandado insistentemente, incluso insinuando su destitución, pese a los límites legales. La confrontación directa con la independencia de la Fed añade un elemento de riesgo político relevante para los mercados en el corto y mediano plazo.

En el mismo tono, Trump ha firmado una orden ejecutiva para acelerar los permisos federales en proyectos de infraestructura vinculados a inteligencia artificial, marcando el inicio de una revolución estructural en este sector. Además, reiteró su postura arancelaria con declaraciones contundentes en una cumbre sobre IA, advirtiendo que países que esperan un trato preferencial podrían quedar decepcionados. Trump confirmó que habrá tarifas directas del 15% al 50% para muchas naciones, salvo acuerdos bilaterales específicos. En ese contexto, Bloomberg reportó que se están logrando avances con la Unión Europea hacia un posible pacto comercial. El portavoz europeo también indicó que no se aplicarán contramedidas arancelarias antes del 1 de agosto, mostrando voluntad de negociación.

La encuesta de expectativas de inflación empresarial de la Fed de Atlanta cayó al 2,3%, el nivel más bajo desde febrero, mientras que las expectativas a largo plazo se mantuvieron estables en 2,8%. Este dato refuerza el argumento de estabilidad de precios y podría sustentar decisiones más acomodaticias si la actividad económica se desacelera.

En cuanto a las recompras corporativas, Bank of America indicó una reaceleración clara por parte de sus clientes corporativos: $1.200 millones en recompras la semana pasada, frente a $900 millones y $600 millones en las dos semanas anteriores. Esto valida la tesis de Goldman Sachs sobre el fin del blackout de recompras tras los reportes bancarios, anticipando que un 80% del mercado estará fuera del blackout al cierre de la próxima semana, lo cual podría continuar sosteniendo los precios de las acciones. Agosto, por su parte, es históricamente el mes con mayor volumen de recompras del año.

En el sector de materias primas, el oro enfrenta un momento técnico crucial. Los CTAs han deshecho completamente sus posiciones largas acumuladas durante seis meses, ejerciendo una presión sistemática bajista sobre el metal precioso. Para los alcistas, esta podría ser la capitulación esperada antes de un nuevo ciclo alcista; para los bajistas, una confirmación de tendencia. Esta dinámica puede ofrecer oportunidades tácticas dependiendo del posicionamiento de los actores de mercado.

A nivel geopolítico y comercial, la relación entre EE. UU. y Japón ha dado un paso significativo con un nuevo acuerdo de inversión centrado en la industria de semiconductores, gas natural y construcción naval. Japón se comprometió a adquirir $8.000 millones en productos estadounidenses, incluyendo commodities agrícolas y combustibles sostenibles. Se explora además un nuevo acuerdo para la compra de gas natural licuado de Alaska. La Casa Blanca destacó estos avances como parte de una estrategia para consolidar la alianza tecnológica y energética con Tokio. Sin embargo, la CEO de AMD, Lisa Su, advirtió que los chips producidos en las instalaciones de TSMC en EE. UU. presentan un sobrecoste del 5% al 20%, aunque la fuerte demanda por parte de empresas como OpenAI y las iniciativas de Elon Musk apuntan a que este diferencial será asumido por el mercado.

En el ámbito corporativo energético, Chevron completó su adquisición de Hess por $53.000 millones, operación que vino acompañada de un recorte de 575 puestos de trabajo en la zona de Houston, en una muestra de ajuste estructural para optimizar sinergias.

En Europa, el Banco Central Europeo decidió mantener sin cambios sus tasas de interés: la facilidad de depósito se mantiene en 2,00%, la tasa de refinanciación principal en 2,15%, y la facilidad marginal de crédito en 2,40%, tal como se anticipaba ampliamente. Esta decisión llega en un contexto de estabilidad relativa en la inflación, pero con señales de enfriamiento económico que podrían abrir la puerta a futuros recortes si persiste la debilidad macro.

En paralelo, continúan los esfuerzos de distensión comercial entre Europa y China. El primer ministro chino propuso establecer un mecanismo mejorado de diálogo sobre control de exportaciones para garantizar la estabilidad de las cadenas de producción. Se busca profundizar la cooperación en servicios, tecnología, economía verde e innovación. En una cumbre tensa pero diplomáticamente significativa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, destacó la importancia estratégica de la relación UE-China, enfatizando que ambas regiones son pilares de la economía global.

En Asia, los mercados celebraron las señales de desescalada arancelaria. El índice Topix de Japón alcanzó un máximo histórico impulsado por el optimismo ante el acuerdo comercial con EE. UU. y la perspectiva de un entorno internacional más favorable para sus exportaciones industriales.

El panorama actual revela un mercado que navega entre la exuberancia técnica y las advertencias fundamentales. Los máximos históricos de los índices estadounidenses, sustentados por recompras agresivas y un ciclo de beneficios aún positivo, contrastan con la venta persistente por parte de institucionales, las rebajas de BPA y las señales técnicas de sobrecompra. La visita de Trump a la Reserva Federal, junto con su agresiva agenda comercial y de infraestructura de IA, introduce un componente político de alta sensibilidad que puede aumentar la volatilidad.

En este contexto, los inversores deben prepararse para una posible corrección técnica en el corto plazo, especialmente si el VIX confirma el repunte previsto. No obstante, el soporte estructural por recompras corporativas, la desaceleración de la inflación y los esfuerzos diplomáticos en comercio global podrían contener cualquier caída severa. Se configura así un escenario dual: riesgo de ajuste en agosto, seguido de recuperación en Q4 si se mantienen las recompras, la política monetaria estable y no se materializan shocks políticos o geopolíticos.

El horizonte para los próximos 6 a 12 meses aún luce constructivo para activos de riesgo, pero con selectividad, coberturas tácticas y foco en calidad. Tal como anticipa Goldman Sachs, el S&P 500 podría alcanzar los 6900 puntos en 2026, aunque cualquier pérdida de confianza en los beneficios a largo plazo podría truncar ese camino. La gestión activa será clave en este nuevo ciclo.