Las modificaciones del reglamento de financiamiento participativo financiero (FPF) abren la puerta a proyectos desarrollados fuera del país, amplían los límites permitidos y permiten la transferencia de créditos entre inversionistas.
La Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) presentó una actualización del Reglamento de Financiamiento Participativo Financiero que marca un hito para la industria del crowdfunding en el Perú.
Uno de los cambios más relevantes es la posibilidad de financiar proyectos empresariales en el extranjero. Para acceder a esta excepción, los receptores deberán cumplir criterios mínimos como haber financiado por lo menos un proyecto en los últimos 24 meses, no registrar mora reciente y contar con al menos cuatro años de operación en el Perú.
Esta medida permitirá que plataformas peruanas conecten capital local con iniciativas internacionales, ampliando el alcance de los inversionistas y la diversidad de oportunidades disponibles.
Un avance importante también es la habilitación de un entorno de difusión para la transferencia de créditos o valores previamente adquiridos por los inversionistas. Las Sociedades Administradoras podrán facilitar este intercambio sin que sea considerado un mercado secundario regulado.
«Esto representa un paso clave para mejorar la liquidez, ya que los inversionistas podrán ceder sus participaciones de manera más ágil en caso de necesitar la recuperación de su capital», señaló Valentín Bonnet, gerente general en Inversiones IO, plataforma líder en Perú.
Asimismo, la actualización del reglamento incrementa los límites máximos de financiamiento. Los proyectos personales podrán levantar hasta 50 UIT, mientras que los proyectos empresariales podrán financiarse hasta por 500 UIT, o hasta 1,000 UIT si la plataforma emplea una metodología reforzada de evaluación.
Además, el límite global por receptor, tanto persona natural como jurídica, se amplía hasta 1,500 UIT dependiendo del tipo de proyecto. «La SMV impulsa un marco regulatorio más moderno y competitivo que fortalece la industria de crowdfunding peruana y genera un ecosistema más atractivo tanto para inversionistas como para receptores de capital», finaliza Bonnet.






