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martes, diciembre 23, 2025
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𝗘𝗹 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗳𝗶́𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗣𝗬𝗠𝗘𝗦: 𝗗𝗲 𝘃𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗶́𝗮 𝗵𝗮𝗰𝗲𝗿 𝗮 𝗵𝗮𝗰𝗲𝗿 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗰𝗹𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗿𝗮𝗿

por Juan Carlos Valda

Cuando un empresario PYME comienza su aventura, suele hacerlo por una razón sencilla: sabe hacer algo bien. Quizás es un carpintero excepcional, un diseñador creativo o un contador eficiente. Sea cual sea el rubro, lo que lo llevó a dar ese paso inicial fue la confianza en su habilidad. Con el tiempo, su negocio crece, acumula clientes y, de repente, el mundo cambia. Ya no basta con ser excelente en lo que uno hace; hay que adaptarse a lo que el mercado demanda. Ahí es donde muchas empresas familiares y PYMES chocan contra un muro. El desafío real no está en seguir haciendo lo que se sabe, sino en entender lo que el cliente quiere comprar y transformarse para satisfacer esa necesidad.

La comodidad de la especialización

Cuando uno arranca una empresa, suele vender lo que sabe hacer. Es lo que da confianza, lo que le permite sobrevivir en los primeros años. La especialización, en esos momentos, es el motor del negocio. Todo gira en torno a hacer las cosas como uno las sabe hacer, confiando en que si se hace bien, los clientes vendrán. Y funciona, hasta cierto punto. Pero la realidad del mercado no es estática, y aferrarse a esa seguridad puede ser un peligro silencioso. Cuando uno se acomoda en su zona de confort, el riesgo es que la empresa pierda agilidad. La especialización es buena, pero también es un riesgo si no se entiende que el mercado cambia y los clientes también.

La trampa de la resistencia al cambio

Muchas PYMES, especialmente las familiares, se enfrentan a la resistencia al cambio. “Siempre hemos hecho esto así y nos ha funcionado” es una frase que resuena con frecuencia en las reuniones familiares o en las discusiones con los empleados más antiguos. Y aunque esa mentalidad tiene su lógica, porque se basa en la experiencia, también es la misma que impide dar el siguiente paso. El empresario PYME debe entender que vender lo que uno sabe hacer tiene un límite. Cuando los mercados evolucionan, las expectativas de los clientes también lo hacen. Lo que antes era suficiente ya no lo es, y las empresas que no están dispuestas a cambiar su enfoque corren el riesgo de quedarse atrás.

Escuchar al cliente: una asignatura pendiente

Uno de los mayores desafíos para el empresario PYME es escuchar verdaderamente a sus clientes. No se trata de recibir un reclamo y corregirlo, sino de comprender qué es lo que el cliente realmente necesita y, sobre todo, qué es lo que valora. El problema es que muchas veces se confunde la calidad técnica con lo que el cliente está dispuesto a pagar. Puedes ser el mejor en tu oficio, pero si no entiendes lo que el cliente valora, estarás ofreciendo algo que no genera demanda o que no satisface sus expectativas.

Por ejemplo, un carpintero que se enorgullece de usar solo madera maciza y técnicas tradicionales puede ser excelente en lo que hace, pero si el mercado local demanda muebles más económicos o diseños más modernos, esa destreza puede no ser suficiente. El cliente no está buscando un mueble “hecho como se hacía antes”; quiere un mueble funcional, con un diseño actual y a un precio que considere justo. El desafío es dejar de lado lo que uno considera que es mejor para aprender a ofrecer lo que el cliente desea comprar.

Transformar la oferta: no es traicionar, es evolucionar

Para muchos empresarios PYME, cambiar lo que ofrecen puede sentirse como una traición a sus raíces o a sus habilidades. Pero el mercado no espera, y seguir aferrado a lo que uno sabe hacer sin adaptarse a las nuevas demandas es condenarse a desaparecer. Este proceso de adaptación no significa abandonar los valores de calidad o de trabajo bien hecho, sino reinterpretarlos a través del prisma de lo que el cliente valora hoy en día.

Un ejemplo claro de esta transformación se ve en muchas panaderías tradicionales. Hace unos años, en algunas zonas, bastaba con hacer el pan de toda la vida, con la receta que había pasado de generación en generación. Sin embargo, con el auge de nuevas dietas y tendencias alimenticias, esos mismos clientes comenzaron a buscar opciones sin gluten, productos orgánicos o incluso panes más bajos en carbohidratos. El desafío para el empresario no es seguir vendiendo el pan que siempre ha hecho, sino aprender a hacer lo que el cliente ahora quiere comprar, sin perder la esencia de su oficio.

La importancia de la innovación

En las PYMES, la palabra “innovación” muchas veces genera rechazo. Pareciera que innovar está reservado solo para las grandes empresas o las industrias tecnológicas. Pero la innovación no siempre es disruptiva. En muchos casos, simplemente significa mejorar lo que ya se hace, ajustarlo a las nuevas tendencias o buscar maneras más eficientes de producir o vender. Innovar puede ser, por ejemplo, cambiar el canal de distribución, ofrecer servicios complementarios o incluso modificar la forma en que se interactúa con el cliente.

Innovar no siempre significa invertir grandes sumas de dinero, sino pensar de manera estratégica. Las empresas que logran hacer la transición de vender lo que saben hacer a ofrecer lo que el cliente quiere comprar, son aquellas que han entendido que la clave está en la flexibilidad y en la capacidad de observar y reaccionar ante los cambios en el mercado.

Adaptación continua: el nuevo desafío del empresario PYME

Pasar de vender lo que uno sabía hacer a hacer lo que el cliente quiere comprar es un proceso continuo. No basta con hacer un ajuste una sola vez y pensar que ya está todo resuelto. La adaptación es constante. Los empresarios PYME deben aprender a observar, escuchar y estar atentos a los cambios en las preferencias del mercado. Esta es la única forma de asegurar que su oferta siga siendo relevante y competitiva.

Para muchos, este cambio implica dejar de lado el ego, la creencia de que el mercado debe adaptarse a lo que ofrecen. El mercado no se adapta; es la empresa la que debe hacerlo. Y en ese proceso, el empresario PYME debe liderar el cambio, mostrar a su equipo que el cliente siempre tiene la última palabra y que, para sobrevivir y prosperar, hay que aprender a escuchar y a responder con lo que el cliente está dispuesto a comprar.

En resumen, el verdadero desafío para las PYMES hoy no es solo ser bueno en lo que hacen, sino saber leer lo que el cliente quiere y estar dispuestos a cambiar para ofrecérselo.

Para contactar a Juan Carlos: jcvalda@grandespymes.com.ar

¿Estamos realmente aprovechando la IA en la PYME… o seguimos con la pala en la era de las retroexcavadoras?

Por Juan Carlos Valda – jcvalda@grandespymes.com.ar

Voy a ir directo al punto: la inteligencia artificial (IA) ya no es una herramienta del futuro, es una herramienta del presente. Está ahí, disponible, accesible, y cada día más barata. Sin embargo, en muchas PYMES sigue siendo algo exótico, casi como si habláramos de naves espaciales. La pregunta que quiero plantear hoy no es si el empresario está usando la IA —eso lo venimos hablando hace tiempo—, sino: ¿la están aprovechando los gerentes y los colaboradores en su día a día?

Y la respuesta, con las excepciones del caso, es un no rotundo.

No es porque no tengan capacidad. Tampoco porque no les interese. El problema es que seguimos atrapados en rutinas, urgencias y modelos de trabajo que no dejan lugar para la innovación. Seguimos pensando que la IA es algo para empresas grandes o para áreas técnicas, cuando en realidad puede ser una aliada fundamental para mejorar la eficiencia de los procesos, el tratamiento de la información y, en definitiva, para tomar mejores decisiones.

Yacimientos de datos… pero minas sin explotar

Toda empresa, incluso la más chica, genera datos. Más de los que cree. Pedidos, reclamos, tiempos de entrega, devoluciones, rotación de stock, consultas de clientes, historial de compras, ausentismo, horas extra, productividad por sector, etc. Pero ¿sabés qué pasa? Los tenemos dispersos, desordenados, fragmentados y, sobre todo, desaprovechados.

Es como tener oro bajo tierra y seguir usando la pala en lugar de traer una máquina que lo saque en minutos. El problema no es la falta de datos, es que no los estamos transformando en información útil. No tenemos el tiempo, ni los métodos, ni los hábitos.

Y cuando llega alguien con una mirada más técnica y nos muestra un panel de control armado con Power BI, Google Data Studio o alguna herramienta de IA que analiza patrones en las ventas, nos sorprendemos. Como si fuera magia. Pero no lo es. Es simplemente usar la tecnología para ver lo que antes no veíamos.

El mito de que “no tenemos tiempo”

Esto lo escuché mil veces: “No tengo tiempo para pensar en eso ahora, tengo mil cosas encima”. Pero ahí está el error. Justamente porque tenemos mil cosas encima necesitamos herramientas que nos ayuden a ser más eficientes. La IA no está para hacernos perder tiempo, está para ahorrárnoslo.

Un gerente comercial que usa IA para detectar comportamientos de compra o anticipar caídas de demanda, puede enfocar mejor a su equipo. Un jefe de producción que analiza tiempos muertos y rechazos con IA puede ajustar turnos, mejorar la planificación y reducir desperdicios. Un responsable de administración que clasifica automáticamente facturas, presupuestos o mails con ayuda de IA, gana horas que puede dedicar a tareas más analíticas. ¿Y todo esto quién lo está haciendo en tu empresa?

La oportunidad está ahí, pero no se ve

Uno de los grandes aportes de la IA es su capacidad para encontrar patrones que nosotros no vemos. ¿Sabías que hoy podés cargar las órdenes de venta de los últimos 24 meses y una IA puede mostrarte estacionalidades, clientes que están dejando de comprarte, productos que se venden siempre juntos, y hasta estimar cuántas unidades vas a vender el mes que viene?

Pero eso no se hace solo. Alguien tiene que tener la inquietud. Alguien tiene que levantar la mano y decir: “¿Y si probamos esto?”. No se trata de tener un departamento de ciencia de datos, sino de tener una cultura que valore la experimentación, el análisis y el aprendizaje.

Gerentes que no gestionan información, colaboradores que no cuestionan

Lo más grave es que muchas veces los propios gerentes no están preparados para liderar estos cambios. Se sienten cómodos con el Excel, pero no se animan a probar nuevas herramientas. Les cuesta delegar, sistematizar, automatizar. Y lo mismo pasa con muchos colaboradores que siguen haciendo tareas manuales por costumbre, sin preguntarse si existe una mejor manera.

¿Dónde está el equipo que dice “hagámoslo más fácil”? ¿Dónde están los que se capacitan en herramientas nuevas, los que preguntan cómo mejorar un proceso o cómo cruzar datos que hasta ahora nadie miraba?

En la mayoría de las PYMES hay muchísimo talento… pero falta dirección, impulso y un entorno que premie la mejora continua. Y eso también es parte de profesionalizar una empresa.

IA para todos: esto no es solo para técnicos

Hay una falsa creencia de que la IA es solo para ingenieros o programadores. Pero hoy existen herramientas de uso amigable (algunas gratuitas, otras muy económicas) que cualquier gerente o colaborador puede incorporar sin ser experto. Te menciono solo algunas:

  • ChatGPT para redactar, resumir, responder mails, crear manuales o estandarizar respuestas.
  • Power BI / Looker Studio para visualizar datos sin programar.
  • Planillas inteligentes con IA que detectan errores, completan datos o sugieren acciones.
  • Herramientas de automatización como Zapier o Make para conectar aplicaciones y que los datos fluyan solos.
  • Sistemas de CRM con IA que analizan clientes, predicen abandono o sugieren acciones de fidelización.

La pregunta no es si tu equipo sabe de esto. La pregunta es: ¿los estás ayudando a capacitarse, a probar, a equivocarse y aprender?

¿Qué podemos hacer desde ya?

  1. Sensibilizar: Muéstrale a tu equipo qué es la IA y cómo puede ayudarlos. Una charla, un video, una demo simple.
  2. Desafiar: Pregúntales qué tareas les quitan tiempo y qué decisiones les cuesta tomar. Ahí hay oportunidades.
  3. Probar: Elegí una herramienta fácil y has una prueba piloto en un área. No esperes tener todo armado.
  4. Acompañar: No se trata de soltar la herramienta y que se arreglen. Acompaña el proceso con paciencia y curiosidad.
  5. Reconocer: Cuando alguien mejore un proceso usando IA, destácalo. Hazlo visible. Que eso se contagie.

No se trata de reemplazar, se trata de potenciar

La IA no viene a reemplazar personas. Viene a liberarlas de tareas repetitivas, a darles herramientas para pensar mejor, decidir con datos y crear más valor. Lo que no podemos permitirnos es que el cambio pase por al lado y no lo veamos. Que sigamos repitiendo tareas que ya se pueden automatizar. Que sigamos tomando decisiones a ciegas cuando tenemos la posibilidad de mirar con más claridad.

La inteligencia artificial no es solo “algo que se usa en las multinacionales”. Es una palanca de competitividad, también para las PYMES. Y si queremos empresas más rentables, más ágiles y más humanas, necesitamos usarla. No solo los dueños. También los gerentes. También cada colaborador.

Porque el futuro no es de los que saben, sino de los que aprenden

No hace falta ser un experto en tecnología. Hace falta tener ganas de entender, preguntar y probar. Porque lo que diferencia a una empresa que crece de una que sobrevive no es el presupuesto, es la actitud.

La IA ya está acá. La pregunta es: ¿la estamos usando o seguimos esperando a tener tiempo?

IDIS: Industria creció en el primer semestre, pero estimado anual retrocede

El Instituto de Desarrollo Industrial Sostenible (IDIS) advierte que el crecimiento manufacturero del primer semestre, de 3.1%, se apoya de forma excesiva en la manufactura primaria, mientras la no primaria —clave para el valor agregado y el empleo industrial— sigue rezagada. Instituto proyecta que el sector podría cerrar el 2025 con un avance menor al estimado por el Ministerio de la Producción.

La producción industrial manufacturera peruana creció 3.1% en el primer semestre del año, favorecida por las condiciones oceanográficas, así como por la recuperación de la demanda interna (+6%) y las exportaciones industriales (+22.3%), según el Ministerio de la Producción. Si bien este avance es positivo, refleja una pérdida de ritmo frente al primer trimestre (cuando creció 6.3%) y una concentración del crecimiento en la manufactura primaria.

Por otro lado, el ingeniero Jesús Salazar Nishi, presidente del Instituto de Desarrollo Industrial Sostenible (IDIS), llamó la atención sobre el hecho de que el Ministerio de la Producción redujo su proyección de crecimiento industrial para el 2025 de 4.7% —anunciada en mayo por el titular de Produce— a 3.7% en su último reporte. Agregó que, de acuerdo con un análisis realizado por el instituto, se prevé una expansión anual de la industria situada en 3.5%, considerando la desaceleración entre el primer trimestre y el cierre del primer semestre, la alta volatilidad de la pesca industrial y la creciente incertidumbre por el inicio de la campaña electoral en el segundo semestre del año, que hace que las familias sean más cautelosas con su consumo y las empresas revisen sus inversiones y planes de expansión.

Análisis de las cifras

La manufactura primaria aumentó 5.8% en el primer semestre del año, impulsada por la pesca industrial (+27.5%), favorecida por la alta disponibilidad de anchoveta para harina y aceite, y de pota para congelados. También destacaron la refinación de petróleo (+10.3%), principalmente por un incremento significativo en la producción nacional de petróleo, que creció por encima del 10% respecto al mismo periodo del año anterior; y productos cárnicos (+2.6%), ante el aumento de la materia prima y el consumo local.

No obstante, la caída en metales preciosos y no ferrosos (-6.4%), por la menor producción de oro, cobre, hierro y molibdeno en ese período, y en la refinación de azúcar (-8.1%), debido a factores climáticos adversos que afectaron la disponibilidad y calidad de la caña de azúcar, además de problemas operativos en los ingenios azucareros y la mayor competencia de azúcar importada, limitaron un mayor avance de la manufactura primaria.

Por su parte, la manufactura no primaria, que representa tres cuartas partes del sector, creció apenas 2.1%. Se registró dinamismo en muebles (+16.8%), prendas de vestir (+9.4%) y artículos de punto y ganchillo (+21.4%), además de un repunte en bienes de capital (+34.9%) y servicios industriales (+47.6%) por la construcción de buques y reparación de maquinaria. Sin embargo, la debilidad de los bienes intermedios (-2.1%), afectada por caídas en estructuras metálicas, hilos y cables eléctricos, y pinturas, moderó el resultado.

Al analizar únicamente los resultados interanuales de junio de este año, se observa que la manufactura creció 7.3% interanual, con la primaria aumentando 14.3%, sostenida por pesca (+68.1%) y refinación de petróleo (+18.2%); mientras que la no primaria avanzó 4.8%, apoyada por bienes de capital (+76.6%) y servicios industriales (+139.9%).

Para Salazar Nishi, “el gran riesgo es que el aparente buen momento industrial se quede en un espejismo sustentado en la extracción y procesamiento de recursos primarios, sin generar la transformación productiva que el país necesita. Sin una manufactura no primaria fuerte, innovadora y competitiva, seguiremos expuestos a la volatilidad de los precios internacionales y a los ciclos de la pesca. Urge pasar del rebote coyuntural a una estrategia industrial de largo plazo que diversifique la base productiva, cree empleo formal de calidad y eleve sostenidamente el valor agregado nacional”.

Las llaves para la coexistencia armónica en la empresa familiar: reconocimiento y valoración de la otra generación

Por Juan Carlos Valda – jcvalda@grandespymes.com.ar

Si hay algo que he aprendido en todos estos años trabajando con empresas familiares, es que el gran desafío no es solo hacer crecer el negocio, sino también lograr que las diferentes generaciones convivan sin que la empresa se transforme en un campo de batalla. Y esto es válido tanto para los más jóvenes como para los mayores. La clave está en algo que parece simple pero que, en la práctica, cuesta mucho: reconocer y valorar al otro.

Es fácil decirlo, pero ¿realmente lo hacemos? A veces los jóvenes miran a los mayores como si fueran dinosaurios incapaces de adaptarse, y los mayores ven a los jóvenes como inexpertos que quieren cambiar todo sin entender cómo se hacen las cosas «de verdad». Si esta dinámica no se rompe, la empresa familiar se convierte en un problema en lugar de ser un legado.

Reconocimiento y valoración: un camino de ida y vuelta

Para que la convivencia en la empresa familiar sea armónica, es fundamental que todas las generaciones reconozcan y valoren el aporte del otro. No alcanza con que los mayores esperen respeto por lo que han construido, ni que los jóvenes exijan espacio solo por ser el «futuro». Es un ida y vuelta: los mayores deben aprender a ver el potencial de los jóvenes, y los jóvenes deben comprender y respetar la experiencia de los mayores.

  1. Valorar el legado de los mayores

Para los más jóvenes, un mensaje claro: la empresa que hoy está en sus manos no salió de la nada. Detrás hay una historia de esfuerzo, sacrificio y decisiones que, acertadas o no, permitieron que hoy la empresa exista. Los mayores no llegaron hasta aquí por casualidad. Aprendieron a los golpes, tomaron decisiones en contextos que quizás ni siquiera existan hoy, y lograron que la empresa sobreviva y crezca. Ese camino merece reconocimiento. No significa que todo lo que hicieron fue perfecto, pero descalificar su experiencia es un error enorme.

Una empresa familiar es, en muchos casos, el sueño de una o varias generaciones. Desconocer ese esfuerzo puede ser visto como una falta de respeto y generar resistencia a cualquier cambio que los jóvenes quieran impulsar. Cuando los mayores sienten que su trabajo es reconocido, están más abiertos a escuchar nuevas ideas.

  1. Reconocer la capacidad de los jóvenes

Por otro lado, los mayores deben entender que los jóvenes tienen algo que ellos no tenían cuando arrancaron: formación, tecnología, nuevas perspectivas y un mundo que cambia a una velocidad sin precedentes. Lo que antes funcionaba, puede no ser lo mejor hoy. Negarse al cambio solo por miedo o por costumbre es una forma de frenar el crecimiento de la empresa.

Muchos empresarios me dicen: «Pero, Juan Carlos, yo sé cómo se hace, toda la vida lo hice así y funcionó». Y sí, funcionó en un contexto determinado. Pero los mercados evolucionan, las necesidades de los clientes cambian, la tecnología avanza. Si no le damos espacio a los jóvenes para aportar su visión y habilidades, estamos hipotecando el futuro de la empresa.

Construyendo un puente entre generaciones

Para que la empresa familiar prospere, hay que trabajar en la construcción de un puente sólido entre generaciones.

  1. Espacios de diálogo real

Es clave generar espacios de diálogo donde todas las voces sean escuchadas. No reuniones donde los mayores imponen y los jóvenes acatan, ni encuentros donde los jóvenes desafían sin fundamento. Un espacio de diálogo real es donde las ideas se ponen sobre la mesa con argumentos y respeto.

  1. Aprender a ceder

Ni los mayores tienen siempre la razón ni los jóvenes deben hacer todo a su manera. La flexibilidad y la capacidad de ceder en algunos puntos son esenciales. El ego es el peor enemigo de la empresa familiar. Cuando el foco está en ganar una discusión en lugar de buscar la mejor solución para la empresa, todos pierden.

  1. Planificación de la continuidad

Uno de los grandes problemas en la empresa familiar es que muchas veces no se planifica la transición de una generación a otra. Esperar hasta que la situación se vuelva crítica para hablar de sucesión es un error. Desde el momento en que una nueva generación se incorpora, se debe empezar a preparar el camino para el traspaso de responsabilidades.

  1. La importancia de la formación conjunta

Una buena práctica para reducir la brecha generacional en la empresa familiar es que tanto los mayores como los más jóvenes se capaciten juntos. Existen programas de formación en liderazgo intergeneracional, estrategias de sucesión y gestión del cambio que pueden ser muy útiles para encontrar un lenguaje común.

  1. Implementar estructuras de trabajo claras

Muchas empresas familiares no tienen un organigrama bien definido y eso puede generar conflictos cuando las funciones y responsabilidades no están claras. Establecer una estructura de trabajo con roles definidos ayuda a que cada generación entienda su espacio y contribución en la empresa.

  1. Crear una cultura de retroalimentación y aprendizaje

El aprendizaje debe ser continuo. Los jóvenes pueden aprender de la experiencia de los mayores, pero también los mayores pueden beneficiarse de las nuevas perspectivas y conocimientos tecnológicos de los jóvenes. Implementar una cultura de retroalimentación mutua fomenta el respeto y el crecimiento conjunto.

  1. Definir una visión compartida

Una empresa familiar debe tener claro cuál es su propósito y hacia dónde quiere ir. Si cada generación tiene una idea diferente de lo que significa el éxito para la empresa, habrá fricciones inevitables. Trabajar juntos en definir una visión común permite alinear esfuerzos y generar confianza entre generaciones.

  1. Manejar los conflictos de manera saludable

Los conflictos intergeneracionales son inevitables, pero lo que importa es cómo se manejan. Establecer procesos claros para resolver diferencias evita que los problemas se acumulen y terminen afectando la dinámica familiar y empresarial. Contar con mediadores externos o consultores especializados puede ayudar a facilitar conversaciones difíciles.

Conclusión: todos tenemos algo que aportar

Las empresas familiares que logran sobrevivir y crecer son aquellas que entienden que cada generación tiene un rol importante. Los mayores aportan experiencia, conocimiento del negocio y la cultura de la empresa. Los jóvenes traen innovación, nuevas herramientas y una mirada fresca.

El secreto para la convivencia armoniosa en la empresa familiar no está en imponer una visión sobre la otra, sino en construir un equilibrio donde todos se sientan reconocidos y valorados.

Si en su empresa están atravesando dificultades generacionales, recuerde que hay formas de trabajar este desafío. La clave está en el diálogo, la humildad y la apertura al cambio. No es fácil, pero cuando se logra, la recompensa es enorme: una empresa sólida, en crecimiento y con un legado que trasciende generaciones.

Global Vía Pública presenta “Táctica OOH”, la nueva unidad de negocio que fusiona publicidad exterior, activaciones BTL y experiencias digitales

El equipo de Táctica reúne especialistas en creatividad, ingeniería, arte 3D, logística y data.

Global Vía Pública, empresa regional líder en soluciones de comunicación en América Latina, lanza en Perú una nueva unidad de negocios, Táctica OOH, especializada en proyectos especiales de Out-of-Home (OOH) e integraciones Below-the-Line (BTL) con el objetivo de elevar la vara de la innovación en el espacio público con ideas que ideas que trascienden el panel tradicional.

Táctica OOH llega para acelerar el desarrollo de formatos disruptivos y ampliar la oferta de Global Vía Pública en el Perú, más allá del inventario convencional. Su lanzamiento apunta a incrementar el share de proyectos especiales y posicionarse como el referente en intervenciones creativas de gran impacto en calles, avenidas, centros comerciales y otros espacios de alto flujo del país.

“El mercado exige experiencias memorables que combinen formato físico y capa digital. Con Táctica OOH damos respuesta a los creativos y marketers que buscan saltar de la idea al prototipo sin tanta fricción técnica o municipal”, comenta Tommy Muhvic, Gerente de Marketing de Global Vía Pública y responsable de Táctica, la nueva unidad de negocio.

Táctica ya está colaborando estrechamente con las áreas comerciales de agencias de medios, creativas y anunciantes para desarrollar activaciones llave en mano que integran planificación, gestión de permisos, producción y creatividad, combinando OOH, digital y BTL como fórmula de crecimiento. Su portafolio de soluciones incluye desde vallas móviles con camiones tematizados y elementos volumétricos o módulos interactivos —como stands sensoriales o sampling experiencial— hasta proyecciones láser y video mapping sobre edificios emblemáticos, shows de drones y CGI outdoor para lanzamientos de alto impacto, diseño y mantenimiento de tótems para retail y cadenas de fast food, vitrinas tematizadas y escaparates inmersivos, así como juegos y retos de realidad aumentada integrados con redes sociales.

El equipo de Táctica reúne especialistas en creatividad, ingeniería, arte 3D, logística y data, capaces de convertir un concepto creativo en una experiencia física y digital totalmente medible. Esto abre nuevas líneas de ingreso para las marcas: desde campañas “share-able” que se viralizan en TikTok hasta activaciones drive-to-store que multiplican el tráfico al punto de venta.

«Invitamos a agencias y marcas a co-crear con nosotros. Pueden agendar una sesión de ideación gratuita con nuestro creative lab para explorar soluciones a la medida de sus objetivos y llevar sus campañas al próximo nivel», concluye Tommy Muhvic.

¿Cómo los Fondos de inversión contribuyen a la planificación financiera?

  • Cada vez más peruanos buscan alternativas de inversión que ofrezcan rendimiento, diversificación y supervisión regulatoria para hacer crecer su dinero.
  • Grupo Coril SAF comparte las claves para entender cómo estos instrumentos son aliados estratégicos en la planificación financiera.

En un entorno económico donde el ahorro tradicional no siempre es suficiente para proteger el poder adquisitivo, cada vez más peruanos buscan alternativas de inversión que ofrezcan rendimiento, diversificación y supervisión regulatoria para hacer crecer su dinero. La clave no está solo en ahorrar, sino en establecer un plan financiero sólido que permita alcanzar las metas.

En ese sentido, Julio Cáceres, Gerente General de Grupo Coril Sociedad Administradora de Fondos (SAF), comparte las claves para entender cómo estos instrumentos son aliados estratégicos en la planificación financiera.

  1. Convierten tus metas en un plan de inversión: El primer aporte de un fondo es que obliga a definir metas y plazos (corto, mediano o largo plazo). El fondo de inversión deja de ser un producto abstracto y se convierte en el vehículo para alcanzar el objetivo trazado, ya sea para un departamento o jubilación.
  2. Automatizan tu disciplina:Todo plan financiero fracasa sin constancia. Los fondos de inversión contribuyen directamente a solucionar este problema al permitir la automatización de aportes periódicos. Esta simple acción crea el hábito de «pagarte a ti primero», asegurando que mes a mes se cumpla con la estrategia de inversión definida.
  1. Brindan acceso a oportunidades de nivel institucional.Un plan financiero ambicioso requiere acceso a inversiones que no están al alcance de una persona, como bonos corporativos específicos o instrumentos de deuda de alta calificación. Los fondos de inversión democratizan este acceso, permitiendo que tu plan se beneficie de oportunidades que antes estaban reservadas solo para grandes instituciones.
  1. Facilitan la replanificación financiera:La vida cambia, y con ella, los planes financieros. La flexibilidad de los fondos de inversión es un aporte clave en este aspecto. Reajustar tu estrategia es tan sencillo como traspasar tu inversión de un fondo a otro con un perfil de riesgo diferente, permitiendo que tu plan se adapte a tus nuevas metas de forma eficiente.
  1. Contribuyen a la seguridad:Ningún plan puede sostenerse sobre una base inestable. Los fondos de inversión aportan esta solidez a través de la diversificación. Al invertir en múltiples activos simultáneamente, crean una red de seguridad que protege tu plan de la volatilidad de un solo instrumento.

«El primer paso para un futuro financiero saludable es entender que no se necesita ser un experto para empezar a invertir. Se trata de utilizar herramientas diseñadas para ello, como los fondos de inversión, que permiten a cualquier persona poner su dinero a trabajar en función de sus propias metas de vida», comentó Cáceres.

Recuerda: La planificación financiera a través de fondos de inversión es una estrategia inteligente y accesible para cualquier persona que busca bienestar a largo plazo. La clave está en dar el primer paso, informarse y contar con la asesoría adecuada para alinear las inversiones con los objetivos de vida.

Acerca de Grupo Coril

Es un holding financiero constituido en Lima, Perú con más de 30 años de trayectoria en el mercado financiero y de valores, ofreciendo productos y servicios que abarcan la mayor gama de instrumentos del mercado de capitales y que van más allá de las alternativas tradicionales, operando en el mercado local y con acceso al mercado internacional. Actualmente cuenta con cinco unidades de negocios especializados, supervisados por la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) y la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), respectivamente. Conoce más de las soluciones financieras en www.grupocoril.com