El oro retrocedió tras chocar con resistencias técnicas, en medio del tono cauteloso de la Reserva Federal y la amenaza de un cierre parcial del gobierno en EE.UU., factores que impulsaron al dólar y enfriaron la demanda de refugio.
El oro cerró la jornada en baja, revirtiendo parte de las ganancias recientes, en un contexto de cautela provocado por las declaraciones moderadas de dirigentes de la Reserva Federal y por la amenaza del shutdown gubernamental en Estados Unidos. El tono conservador manifestado por miembros del banco central reforzó las dudas sobre la magnitud y el ritmo de los futuros recortes de tasas de interés, reduciendo el impulso alcista que venía sosteniendo al metal precioso. Al mismo tiempo, el riesgo fiscal derivado de la paralización parcial del gobierno estadounidense elevó el nivel de incertidumbre sobre la disponibilidad de datos económicos clave para las decisiones de política monetaria, factores que ejercieron presión vendedora sobre el oro, especialmente en un escenario de leve recuperación del dólar frente a las principales divisas.
Técnicamente, el metal enfrentó resistencias sólidas próximas a los máximos recientes en US$ 3895, lo que funcionó como techo para cualquier avance adicional ante la disminución del apetito por activos de refugio. En caso de que el dólar continúe fortaleciéndose o que las apuestas de flexibilización monetaria se moderen, el metal podría ampliar su corrección.
El cierre del mercado de petróleo de este jueves estuvo marcado por una nueva ronda de caídas como resultado de la creciente incorporación en los precios del escenario de expansión de la oferta promovido por la alianza OPEP+. La expectativa de que los miembros del cartel y sus aliados aprueben incrementos adicionales de producción en los próximos meses ha ejercido una fuerte presión vendedora, opacando eventuales apoyos derivados de factores geopolíticos. A pesar de algunos indicios puntuales de reducción de inventarios en regiones específicas o del riesgo de recortes por parte de ciertos productores, el mercado se mostró dominado por la narrativa de que el incremento del suministro será lo suficientemente sólido como para neutralizar tales efectos.
Desde el punto de vista técnico, los contratos de futuros retrocedieron, abriendo espacio para una profundización de la tendencia bajista tras la confirmación de la ruptura de un soporte relevante en los 65 dólares. El sesgo del mercado ahora se rige bajo la lógica de que el diferencial entre oferta y demanda tiende a ampliarse, especialmente si las promesas de incremento de producción se concretan efectivamente. La fase actual sugiere que los operadores han revertido apuestas más optimistas ante el riesgo de una sobreoferta más amplia, realineando posiciones y reduciendo la exposición neta.






