Oro concluye sesión con fuerte alza y rompe por primera vez la barrera de los US$ 4.300

El oro superó por primera vez los US$ 4.300 por onza en una jornada marcada por el desplome bursátil en Wall Street, la aversión al riesgo y el renovado interés por activos refugio, mientras el petróleo cayó con fuerza ante el deterioro del panorama geopolítico y económico global.

El oro cerró la sesión con un salto contundente, superando la marca de US$ 4.300 por onza por primera vez, en un contexto de deterioro pronunciado de los mercados financieros en Nueva York. Esta escalada refleja la convergencia de impulsos macroeconómicos, técnicos y psicológicos que reavivaron el apetito por activos refugio. En Estados Unidos, el desplome de los principales índices accionarios acentuó el ambiente de aversión al riesgo, impulsando a los inversores a migrar hacia instrumentos considerados más seguros, entre los que el oro sigue ocupando un lugar preeminente.

Técnicamente, el cruce del umbral de US$ 4.300 no solo representa una ruptura simbólica, sino que puede funcionar como catalizador para la entrada de flujos especulativos adicionales. No obstante, el metal se aproxima a zonas de sobrecompra, lo que aumenta la probabilidad de retrocesos puntuales.

Desde el punto de vista macro, este tirón alcista se vio respaldado por expectativas crecientes de que los bancos centrales adopten una postura monetaria más laxa, reduciendo el costo de oportunidad de conservar activos sin retorno. También jugaron un rol significativo los flujos institucionales, particularmente de bancos centrales y fondos estratégicos, que intensificaron sus compras con fines de diversificación de reservas y cobertura cambiaria.

Las tensiones geopolíticas y la volatilidad global añadieron otro estímulo a la narrativa de refugio seguro, estimulando la demanda por el metal. En suma, la sesión culminó con un sesgo firmemente alcista al rebasar los US$ 4.300, lo que sugiere un impulso estructural en el mercado de oro, aunque no descarta la necesidad de vigilancia ante señales de agotamiento técnico o reacomodos tácticos en próximas jornadas.

El petróleo cerró la sesión con una caída significativa, alcanzando su nivel más bajo desde mayo, en un movimiento influido por el incremento de la aversión global al riesgo y por un deterioro del contexto geopolítico. El Brent retrocedió alrededor de un 0,7 %, cerrando en US$ 60,85 por barril, reflejando un deterioro en el sentimiento del mercado energético internacional. La presión vendedora se vio impulsada por varios factores simultáneos. En primer lugar, la intensificación de las tensiones entre Estados Unidos y China reavivó los temores de una desaceleración económica global, erosionando las expectativas de demanda de crudo y sus derivados. En paralelo, las advertencias de la Agencia Internacional de Energía (AIE) sobre un posible exceso de oferta, junto con los niveles elevados de inventarios en Estados Unidos, refuerzan la percepción de un desequilibrio entre producción y consumo.

Otro elemento relevante fue el impacto —tanto simbólico como operativo— de la relación entre Donald Trump y Vladimir Putin. La expectativa de nuevos pronunciamientos o encuentros entre ambos líderes ha sido interpretada por los inversores como una fuente potencial de volatilidad, reduciendo el apetito por riesgo y promoviendo una migración de capitales hacia activos considerados refugio. En este contexto, el petróleo se ve penalizado no solo por los fundamentos de oferta y demanda, sino también por un entorno de cautela generalizada en los mercados globales, dominado por estrategias defensivas y búsqueda de preservación de valor.

Antonio Montiel, Director de Análisis de ATFX Education