Por Marco Carranza, CTO de Xofi
La inteligencia artificial ya no es una promesa del futuro, sino una realidad que redefine la eficiencia, la rentabilidad y la competitividad de las empresas peruanas.
La irrupción de los agentes de inteligencia artificial está cambiando la manera en que operan las empresas. Más que una herramienta tecnológica, representan una nueva forma de relacionarse con clientes y usuarios: procesos más ágiles, decisiones mejor informadas y una experiencia de servicio más cercana.
La economía actual exige inmediatez y precisión. La tasa de morosidad promedio en el sistema financiero alcanza el 25%, un indicador que refleja la urgencia de nuevas soluciones. Frente a ello, el uso de IA, como la desarrollada por nosotros, permite reducir esta cifra hasta un 8%, lo que representa no solo un impacto positivo en las finanzas de las empresas, sino también en la estabilidad del ecosistema crediticio.
El impacto económico de los agentes de IA es tangible. Estudios internos muestran que una institución puede generar hasta USD 13,332 de ahorro anual, con un ROI de 479% y una reducción de costos de 51.67%. Estas cifras reflejan que la inteligencia artificial no es un gasto, sino una inversión estratégica con retornos medibles y sostenibles.
Más allá del sector financiero, los agentes inteligentes ya están transformando sectores clave:
- En educación, logran una mejora de 95% en recaudación y hasta un 60% de reducción de carga administrativa.
- En salud, reducen la morosidad temprana en 45% y elevan la satisfacción de los pacientes en 92%.
- En industria, disminuyen en 75% los errores manuales y mejoran en 40% la liquidez.
Estos resultados demuestran que la IA es transversal: donde haya procesos repetitivos, gestión de información sensible y necesidad de contacto masivo con clientes, los agentes inteligentes marcan la diferencia.
El Perú tiene una oportunidad única para liderar en Latinoamérica la adopción de estas tecnologías. La clave está en no temer al cambio, sino en integrarlo con visión de futuro. Si la inteligencia artificial logra humanizar la gestión —es decir, comunicarse de manera empática y eficiente—, no solo estaremos hablando de optimización de procesos, sino de una verdadera transformación de la economía.
El reto de los próximos años no será si adoptamos o no la IA, sino qué tan rápido somos capaces de integrarla en los modelos de negocio.






