El “Fleeming Jenkin”, con capacidad de carga de 28.000 toneladas, instalará cables submarinos para redes eléctricas de nueva generación en Europa.
La compañía belga Jan De Nul dio un paso histórico en el sector de infraestructura energética con la botadura del Fleeming Jenkin, el buque cablero más grande del mundo. Diseñado para instalar cables submarinos destinados a la transmisión de energía renovable, el navío fue bautizado tras su puesta a flote en el astillero CMHI Haimen, en China.
Con una capacidad de carga de 28.000 toneladas, el Fleeming Jenkin representa un salto tecnológico en la instalación de redes eléctricas marinas. Su entrega está prevista para el segundo semestre de 2026, tras completar la fase final de construcción y las pruebas de mar.
Wouter Vermeersch, director de energía marina de cables submarinos en Jan De Nul, destacó que el nuevo buque “combina toda la experiencia en instalación de cables acumulada durante los últimos 15 años. Tanto el diseño del buque como las tecnologías a bordo fueron desarrolladas internamente, lo que nos permite operar de forma eficiente, reduciendo costes y huella ecológica”.
Una vez operativo, el Fleeming Jenkin asumirá su primera misión: el Programa 2GW de TenneT, operador de la red eléctrica de los Países Bajos y gran parte de Alemania. Este programa marca una nueva era en la conexión de parques eólicos marinos a la red eléctrica, con sistemas capaces de transmitir hasta dos gigavatios, más del doble de las conexiones actuales que oscilan entre 700 y 900 megavatios.
Contexto energético
Para dimensionar su alcance, una central nuclear promedio genera entre 1 y 1,6 gigavatios. El Fleeming Jenkin instalará más de 2.800 kilómetros de cables de exportación en cuatro conexiones de 2GW, cubriendo más de 700 kilómetros de distancia en total. Este avance consolidará a Europa como líder en infraestructura de energía renovable a gran escala.
Impacto global
El lanzamiento del buque refuerza la posición de Jan De Nul como actor clave en la transición energética global. Su aporte será decisivo en el despliegue de parques eólicos marinos y en la expansión de redes eléctricas sostenibles, un paso esencial hacia la descarbonización de la economía europea.






