Innovación: De moda a necesidad urgente

Por Karen Luna Quitora, Jefe de Innovación Entel

Hace poco fue la semana de la Tecnología e Innovación en Perú y en una conversación con ejecutivos de distintas industrias, alguien me preguntó con tono escéptico: “¿La innovación no será solo una moda?”.

Lo dijo como quien ha visto varias presentaciones con palabras bonitas y pocas acciones concretas. Y aunque la pregunta parecía provocadora, lo cierto es que refleja una duda legítima que muchos tienen a todo nivel.

La palabra “innovación” está de moda. Está en los discursos, en los planes estratégicos, en los perfiles de LinkedIn. Pero también está en riesgo de perder sentido si no la aterrizamos. Porque no, no es una moda, es una necesidad urgente. Lo dicen los datos: según el Banco Mundial, la inversión en investigación y desarrollo en América Latina es de apenas el 0.62% del PIB, cuatro veces menos que el promedio global, sin embargo, los rendimientos potenciales de adoptar tecnologías e innovar son altísimos; pese a ello, esta tan baja inversión limita el crecimiento de la productividad.

En Perú, muchas empresas aún operan bajo modelos tradicionales, con estructuras rígidas y culturas que castigan el error. Y eso tiene consecuencias. El emprendimiento transformador —ese que nace dentro de las organizaciones y se basa en innovación— es clave para romper el ciclo. No estamos hablando de grandes inventos, sino de formas nuevas de pensar, de trabajar, de liderar.

La innovación no es solo para las áreas de tecnología. Es para todos. Es para el gerente que quiere mejorar la experiencia del cliente, para el colaborador que busca hacer más eficiente su proceso, para el profesional que quiere crecer sin perder su esencia.

Innovar es hacer las cosas de forma diferente para generar valor. Y eso aplica tanto en la vida personal como en la estrategia empresarial.

¿Y cómo se empieza? Con pequeñas decisiones, con curiosidad, con apertura al cambio, con espacios donde se pueda experimentar sin miedo, con líderes que entienden que el fracaso no es el fin del mundo, sino parte del camino.

La innovación empieza cuando dejamos de hacer las cosas “como siempre” y nos preguntamos: ¿y si lo hacemos distinto? ¿Cómo añadimos valor?

Las cifras lo confirman. En estudios revisados por el Banco Mundial las empresas que aplican innovación en sus procesos pueden aumentar su productividad hasta en un 40%.

En América Latina, solo el 25% de las empresas grandes y establecidas tienen estrategias formales de innovación, lo que representa una enorme oportunidad para quienes se atrevan a liderar. Y en el plano personal, innovar en nuestros hábitos, rutinas y decisiones puede mejorar nuestra satisfacción laboral y personal de forma significativa.

En conclusión, la innovación no es una moda pasajera; es la herramienta fundamental para la supervivencia y el crecimiento en el panorama actual.

Los datos son claros y la urgencia, real. El llamado es a actuar: a sembrar la curiosidad, a tolerar el ensayo y error, y a construir culturas donde «hacerlo distinto» sea la norma y no la excepción. El potencial de crecimiento, tanto para las empresas como para las personas, está esperando ser aprovechado por quienes se atrevan a dar el primer paso.