El elevado peso de impuestos sobre la compra y venta de inmuebles encarece el acceso a la vivienda y preocupa a ciudadanos y expertos.
España y la vivienda: un bien cada vez más inaccesible
La vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los españoles, situándose entre los tres primeros problemas económicos y personales, según estudios recientes. La escasez de oferta y la regulación estricta, sumadas a una carga fiscal elevada, encarecen el acceso a este bien esencial.
Tributos que gravan cada transacción inmobiliaria
España aplica el tercer tipo máximo más alto del impuesto sobre transacciones (11%) dentro de la OCDE, solo detrás de Bélgica (12,5%) y Reino Unido (12%). Las transacciones están sujetas al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP), el impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD) y el IVA en caso de vivienda nueva.
El ITP varía por comunidades autónomas: Baleares (8-13%), Cataluña y Comunidad Valenciana (10-11%), Extremadura (8-11%) y las más bajas Madrid, Navarra, Ceuta y Melilla (6%). A esto se suman hasta 16 tributos posibles desde la compra del suelo hasta la adquisición final, incluyendo IRPF, plusvalía, impuestos sobre construcciones, licencias y tasas urbanísticas.
Impacto fiscal sobre promotores y compradores
El promotor afronta un coste adicional promedio del 8,7%, mientras que el comprador de vivienda nueva enfrenta un 10% extra sobre el precio, sin contar el ITP. En conjunto, el peso fiscal puede elevar el precio final de la vivienda hasta un 20%. Del total de la recaudación, el 50,4% va al Estado, el 22,9% a comunidades autónomas y el 26,6% a los ayuntamientos.
Impuesto sobre Patrimonio y nuevas cargas fiscales
Quienes poseen bienes superiores a 700,000 euros están sujetos al Impuesto sobre Patrimonio, vigente en España, Colombia, Noruega y Suiza. Desde 2022, se aplica además el impuesto de Solidaridad sobre Grandes Fortunas a patrimonios superiores a 3 millones de euros.
Recomendaciones de la OCDE y expertos locales
La OCDE sugiere limitar los impuestos sobre transacciones y favorecer la tributación de rentas y servicios prestados, para no desalentar la propiedad ni las transacciones eficientes. Expertos españoles destacan la “triple imposición” que sufren algunos inmuebles, con IBI, Patrimonio e IRPF. El tipo efectivo doméstico sobre vivienda en propiedad alcanza el 30,3%, solo superado por Canadá (38,9%), mientras que el promedio europeo es 6,5%.
Conclusión
La fiscalidad elevada sobre la vivienda en España no solo encarece el acceso a la propiedad, sino que también desalienta transacciones eficientes, generando preocupación entre ciudadanos y economistas. Limitar la carga impositiva y establecer criterios progresivos podría ser clave para mejorar el mercado y facilitar el acceso a un bien esencial.






