Estados Unidos iniciará en 2028 la explotación del mayor yacimiento de litio del planeta, ubicado en la Caldera McDermitt, una formación geológica con reservas que duplican a las de Bolivia.
Un hallazgo que redefine el liderazgo energético
La Caldera McDermitt, situada entre Nevada y Oregón, ha sido confirmada como el mayor depósito de litio del mundo, con reservas estimadas en 40 millones de toneladas. Este volumen supera ampliamente las 23 millones del salar de Uyuni en Bolivia, hasta ahora el mayor referente global. Este hallazgo garantizaría suministro de litio hasta el año 2113, consolidando a Estados Unidos como un actor dominante en la transición energética mundial.
Inicio de operaciones y ventajas geológicas
El proyecto tiene previsto iniciar operaciones en 2028, con una vida útil de 85 años. De acuerdo con la revista Science Advances, la composición geológica del supervolcán facilita una extracción más eficiente y económica. A diferencia de otros yacimientos, el litio presente en las arcillas de McDermitt puede separarse mediante un proceso más simple, lo que reduce significativamente los costos y acelera la producción.
Impacto en el mercado global del litio
El desarrollo de este yacimiento podría modificar el equilibrio del mercado mundial del litio, al incrementar sustancialmente la oferta. Analistas señalan que este incremento podría estabilizar los precios internacionales y fortalecer la cadena de suministro para la industria de vehículos eléctricos y dispositivos tecnológicos.
Un desafío para la sostenibilidad
Se advirtió que la magnitud del proyecto exige un manejo responsable de los impactos ambientales. Expertos coinciden en que la explotación del litio en McDermitt debe realizarse bajo estrictos estándares de sostenibilidad, considerando que el recurso es clave para el futuro energético, pero también un reto para la gestión ambiental global.
Perspectiva a largo plazo
Con la demanda mundial de litio proyectada en un millón de toneladas métricas para 2040, la posición estratégica de Estados Unidos podría redefinir la geopolítica de las energías renovables. La Caldera McDermitt no solo representa una ventaja económica, sino una oportunidad para liderar el desarrollo tecnológico verde del siglo XXI.






