Mientras tanto, el petróleo cierra a la baja ante señales de mayor oferta y menor riesgo geopolítico.
El oro cerró las operaciones de este viernes reafirmando su sesgo alcista y consolidando la quinta semana consecutiva de ganancias. Este desempeño sólido se sustentó en diversos factores fundamentales, en particular la decisión de la Reserva Federal de recortar la tasa de interés en 25 puntos básicos, medida ya ampliamente descontada por el mercado pero reforzada por las proyecciones del propio banco central, que anticipan nuevas reducciones a lo largo de 2025.
Desde el punto de vista técnico, el metal superó de manera consistente la resistencia ubicada en la zona de los 3.700 dólares por onza, alcanzando máximos históricos y estableciendo este nivel como nueva referencia para el mercado.
No obstante, la tendencia ascendente se ve parcialmente limitada por la apreciación moderada del dólar estadounidense y el repunte en los rendimientos de los bonos del Tesoro, factores que elevan el costo de oportunidad de mantener un activo sin rendimiento directo, aunque hasta ahora no ha revertido la primacía del sesgo positivo
El petróleo cerró la sesión a la baja, con la curva presionada por factores macroeconómicos y, sobre todo, por el efecto de señal de las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien afirmó que precios más bajos del crudo serían el instrumento más eficaz para constreñir las finanzas rusas y reducir la capacidad de Moscú de sostener el esfuerzo bélico.
El mercado interpretó este mensaje como una tolerancia —cuando no preferencia— hacia un entorno de mayor abundancia de oferta y menor prima geopolítica, lo que comprime el risk premium incorporado en las curvas y limita eventuales repuntes técnicos. En Nueva York, los referenciales retrocedieron incluso después del primer recorte de tasas de interés de la Reserva Federal en lo que va del año, bajo la lectura de que el deterioro de los indicadores de demanda en Estados Unidos (incluido el aumento de inventarios de destilados y señales de enfriamiento en el mercado laboral) se impone sobre el impulso cíclico típicamente asociado a un entorno de tasas más bajas.






