EE.UU. toma la delantera mientras Europa se enfría y Asia navega la incertidumbre

El sólido repunte laboral en EE.UU. y su fortaleza bursátil contrastan con la fragilidad macroeconómica europea y las dudas comerciales en Asia. La presión política sobre la Fed, los nuevos aranceles de Trump y los riesgos regulatorios configuran un escenario volátil que exige cautela y lectura estratégica del nuevo mapa económico global.

Estados Unidos ha centrado nuevamente la atención de los inversionistas globales tras la publicación de las Nóminas no Agrícolas de junio, que registraron un incremento de 147.000 empleos, superando tanto el consenso de 111.000 como el dato previo de 139.000. Esta cifra contrasta con estimaciones más conservadoras por parte de entidades como Goldman Sachs, que pronosticaban solo 85.000 nuevos empleos, y Bank of America, que esperaba 95.000, reflejando una marcada cautela del mercado ante factores estacionales y debilidad en sectores clave como educación, salud, ocio y hostelería. Sin embargo, el informe ADP mostró una contracción atribuida a despidos en servicios administrativos y DOGE, con escasa correlación con las cifras del BLS, según aclaró Tom Lee (Fundstrat).

La lectura optimista del dato laboral ha impulsado el posicionamiento sobre acciones estadounidenses, respaldado también por señales técnicas sólidas. El S&P 500 acaba de registrar su primer “cruce dorado” desde febrero de 2023, con su media móvil de 50 días superando la de 200 días, evento históricamente vinculado a rendimientos anuales superiores al 10%. Más del 71% de los componentes del índice cotizan actualmente por encima de su promedio móvil de 100 días, el mayor nivel del año. Esta fuerza relativa en los precios se complementa con el optimismo de BlackRock, que reafirma su preferencia por acciones estadounidenses gracias al impulso de la inteligencia artificial y el dinamismo corporativo, en contraste con una Europa que, aunque mejora, aún no iguala ese ritmo.

No obstante, el escenario no está exento de tensiones. La Reserva Federal se ve envuelta en una creciente presión política. El director de la Vivienda Federal, William J. Pulte, y la senadora Cynthia Lummis solicitaron una investigación al Congreso por presunta mala conducta del presidente Jerome Powell, en medio de acusaciones sobre corrupción en renovaciones millonarias de oficinas y testimonio engañoso ante el Senado. Donald Trump también ha pedido públicamente la renuncia de Powell. Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, estimó que la Fed debería recortar tipos en septiembre, si se mantiene su criterio actual de que los aranceles no son inflacionarios, aunque criticó el fundamento de esa lógica.

Bessent también reafirmó la fortaleza estructural de la deuda estadounidense, indicando que no hay preocupación por el techo de deuda, el cual se ha ampliado hasta 2027, y auguró una gran demanda por estos instrumentos. Sin embargo, advirtió a las contrapartes internacionales sobre prolongar negociaciones comerciales, especialmente con la Unión Europea, amenazando con devolver los aranceles a niveles del 2 de abril.

En este marco, las tensiones comerciales vuelven a escalar, encabezadas por la figura de Donald Trump, quien anunció un nuevo acuerdo bilateral con Vietnam. Este establece un arancel del 20% a todas las importaciones vietnamitas y del 40% sobre transbordos, a cambio de acceso total de EE.UU. al mercado vietnamita. A nivel sectorial, Vietnam se comprometió a adquirir 2.900 millones de dólares en productos agrícolas estadounidenses, medida celebrada por el secretario de Agricultura, Rollins, al considerar que impulsará al sector agropecuario. No obstante, Bloomberg Economics advierte que esta acción podría desatar represalias por parte de China.

Por su parte, Tesla reportó un crecimiento interanual del 3,7% en ventas de vehículos eléctricos en China durante junio, totalizando 61.000 unidades. Sin embargo, enfrenta retos internos con la detención temporal del proyecto de robot Optimus, cuyo rediseño pospone las metas de producción para 2025. Microsoft también reconfigura su estrategia de chips de IA, optando por diseños menos ambiciosos hasta 2028, y recortando plantilla en menos del 4% de su fuerza laboral, en medio de retrasos tecnológicos y una creciente dependencia de Nvidia. Ripple, en otro frente tecnológico, busca una licencia bancaria en EE.UU., posicionándose estratégicamente en la intersección entre criptomonedas y banca tradicional.

Mientras tanto, en el plano energético, los inventarios de petróleo crudo reportaron un incremento de 3,845 millones de barriles, superando ampliamente las previsiones de una caída de 3,5 millones, lo que sugiere una posible sobreoferta en el corto plazo. Esta dinámica podría impactar los precios de referencia si la demanda no logra estabilizarse, especialmente en un contexto de desaceleración manufacturera global, como lo sugiere el último PMI de Canadá (Junio), que cayó a 45,6.

En Europa, el foco se concentra en el Banco Central Europeo. Las actas de la última reunión de política monetaria reflejan un consenso en que la inflación subyacente tiende hacia el objetivo del 2%, aunque varios miembros alertaron que las proyecciones podrían subestimar las presiones inflacionarias a mediano plazo. Se destacó que los tipos actuales podrían ya ser acomodaticios, y que el crecimiento del segundo trimestre será más débil de lo esperado, en un entorno marcado por incertidumbre. El aumento de aranceles y la apreciación del euro podrían perjudicar las exportaciones, y algunos funcionarios, como Demarco, se mostraron partidarios de mantener las tasas sin cambios en la próxima reunión.

Bruselas, por su parte, explora la emisión de deuda conjunta en el nuevo marco presupuestario de la UE, en un esfuerzo por dotar de mayor resiliencia financiera a la región. Sin embargo, el canciller alemán Merz se mostró escéptico ante una unión bancaria más profunda, advirtiendo sobre los riesgos de centralizar responsabilidades financieras y expresando preocupación por el almacenamiento de datos en EE.UU. o China. Este ambiente de tensión regulatoria también se alimenta por la presión que Washington ejerce para que Europa refuerce su marco bancario, sin aplicar esos mismos estándares en su propio sistema.

En Reino Unido, el Partido Laborista, encabezado por Keir Starmer y Rachel Reeves, presentó un ambicioso plan de 10 años para reconstruir el NHS. Reeves ha sido confirmada para continuar como ministra de Hacienda, lo que aporta continuidad institucional en un momento en que los rendimientos de los bonos británicos a 30 años experimentan fuertes alzas. Además, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfrentará un voto de confianza en el Parlamento el próximo jueves, lo que añade una capa adicional de incertidumbre política en la región.

En Asia, el Banco de Japón señaló que las subidas de tipos podrían reanudarse tras una pausa temporal, reflejando una postura más proactiva frente a la estabilidad de precios. Japón logró esquivar una posible presión en su mercado de deuda con una exitosa colocación de bonos a 30 años, mientras que su PMI de servicios se mantuvo en expansión con una leve mejora hasta 51,7. En China, el PMI de servicios cayó a 50,6, todavía en expansión, pero señalando una contracción en la demanda externa, lo que sugiere crecientes dificultades para las exportaciones. En un gesto inesperado, EE.UU. levantó ciertas restricciones al software de chips en China, como parte de una aparente tregua comercial, lo que podría relajar momentáneamente las tensiones tecnológicas entre ambas potencias.

Finalmente, Vietnam aparece como un actor relevante en este nuevo orden comercial impulsado por Trump. Su mercado bursátil alcanzó máximos de tres años en anticipación a los términos del nuevo acuerdo con EE.UU., aunque la posibilidad de represalias por parte de China añade una dosis de riesgo sistémico en el sudeste asiático.

Los mercados globales se encuentran en un punto de inflexión donde la recuperación macroeconómica, los ajustes de política monetaria y las fricciones geopolíticas dibujan un entorno altamente asimétrico. EE.UU. muestra señales técnicas de fortaleza en renta variable, respaldadas por una sorprendente solidez en el empleo y un renovado apetito institucional, aunque la presión política sobre la Reserva Federal representa un riesgo de gobernanza. La política comercial de Trump redefine alianzas estratégicas, pero también incrementa el riesgo de represalias globales, particularmente de China. Europa enfrenta una combinación de fragilidad macroeconómica, desacuerdos regulatorios y desafíos institucionales que podrían limitar su recuperación relativa. Asia, si bien muestra resiliencia en Japón, continúa expuesta a los vaivenes de la política comercial estadounidense.

A corto plazo, se proyecta una continuidad en el sesgo alcista de los mercados accionarios de EE.UU., especialmente si la Reserva Federal opta por flexibilizar su política hacia septiembre, como ya sugieren algunas probabilidades del mercado. Sin embargo, el riesgo de eventos exógenos —como represalias comerciales, inestabilidad institucional o shocks regulatorios en tecnología y deuda— exige mantener una postura táctica, selectiva y con una alta capacidad de adaptación. La volatilidad, más que disminuir, será estructural en el segundo semestre de 2025.