Corea del Sur apuesta por un rol clave en el renacimiento naval de EE.UU.

Seúl compromete inversiones millonarias en astilleros y tecnología marítima en Estados Unidos, mientras Washington busca reducir la brecha con China en construcción naval.

En su primera visita oficial a Estados Unidos, el presidente surcoreano Lee Jae Myung planteó un ambicioso apoyo al “renacimiento” de la industria naval estadounidense. El anuncio se enmarca en el paquete de inversiones por 350.000 millones de dólares que Corea del Sur destinará a proyectos en EE.UU., de los cuales 150.000 millones se concentrarán en el sector naval.

Lee se reunió con Donald Trump en la Casa Blanca y luego anunció la visita al Astillero Philly de Hanwha en Filadelfia, donde la compañía planea inyectar hasta 5.000 millones de dólares para multiplicar su capacidad de producción de buques.

La presión de China y la oportunidad para EE.UU.

El interés de Trump en revitalizar la industria naval responde a la necesidad de competir con China, líder mundial en construcción de barcos y con la flota marítima de combate más grande del planeta. Actualmente, Estados Unidos apenas concentra el 0,04% de la producción mundial, frente al dominio del 83% repartido entre China y Corea del Sur.

Iniciativas empresariales y alianzas estratégicas

Durante la visita de Lee, se firmaron 11 acuerdos no vinculantes entre empresas surcoreanas y estadounidenses.

  • HD Hyundai: creó junto al Banco de Desarrollo de Corea y Cerberus Capital un fondo de inversión multimillonario para fortalecer capacidades marítimas.

  • Samsung Heavy Industries: selló una alianza con Vigor Marine Group en reparación, modernización de astilleros y construcción conjunta de buques.

  • Hanwha: anunció un plan de modernización de instalaciones, capacitación de técnicos locales y uso de automatización para acelerar la producción.

Obstáculos legales y desafíos laborales

El proyecto enfrenta limitaciones importantes. La Ley Jones de 1920 y la Enmienda Byrnes-Tollefson restringen el uso de astilleros extranjeros para la construcción naval estadounidense. Además, expertos advierten que la formación de trabajadores locales podría tardar hasta cinco años, en un sector que enfrenta escasez de mano de obra y dependencia de insumos críticos como el acero.

Aun así, Seúl asegura que busca alternativas legales e institucionales para aumentar la cooperación, en lo que podría convertirse en un punto de inflexión histórico para ambas economías.