China dinamita el atraso: corta una montaña para construir una autopista y conectar el futuro

En la provincia de Guizhou, una de las más rezagadas de China, la ingeniería desafía los límites para convertir terrenos hostiles en motores del desarrollo económico. El gigante asiático vuelve a mostrar cómo su infraestructura moldea realidades.

China ha vuelto a demostrar que en su modelo de desarrollo no hay obstáculos naturales que frenen su avance. En la provincia de Guizhou, ubicada en el suroeste del país y considerada una de las zonas con menor desarrollo económico, las autoridades aprobaron una obra de infraestructura que, literalmente, corta una montaña por la mitad para construir una autopista directa entre zonas remotas y ciudades estratégicas.

La obra se desarrolla cerca de la ciudad de Anshun y es parte de un ambicioso plan nacional para ampliar la red vial con fines logísticos, comerciales y turísticos. El enfoque es claro: reducir tiempos de traslado y facilitar el flujo de mercancías, capital y personas en una región históricamente marginada.

Para lograrlo, los ingenieros emplearon maquinaria de alta potencia, técnicas de perforación profunda y explosivos, con el objetivo de abrir paso a una carretera moderna de varios carriles. El impacto visual es tan sorprendente como el tecnológico. Sin embargo, en China, las consideraciones medioambientales no suelen frenar este tipo de proyectos, lo que permite ejecutar obras en tiempos récord, aunque no exentas de cuestionamientos.

Desde la perspectiva económica, esta autopista es mucho más que una vía de tránsito. Representa una apuesta por conectar la periferia con los polos urbanos y generar oportunidades de inversión, turismo y comercio. La estrategia busca replicar modelos ya aplicados en otras provincias que pasaron de ser zonas rurales pobres a plataformas logísticas con industrias especializadas y economías más activas.

Este proyecto es también una muestra del tipo de decisiones de gran escala que caracterizan al modelo chino: rapidez en la ejecución, resolución radical de obstáculos y una clara visión de largo plazo sobre el rol de la infraestructura como catalizador del crecimiento económico.