Cambio de motor del Perú: Una transformación integral para el desarrollo y crecimiento sostenible

Por: José Darío Dueñas Sánchez (*)

El Perú se encuentra en una encrucijada histórica. Las señales de agotamiento del modelo tradicional de desarrollo son evidentes: desigualdad persistente, baja competitividad, crisis institucional, inseguridad y una ciudadanía cada vez más desconectada de sus líderes. En este contexto, se hace urgente un cambio de motor, una transformación profunda que permita al país avanzar hacia un modelo más inclusivo, eficiente y resiliente. Este nuevo motor debe estar impulsado por cuatro ejes fundamentales: política, educación, salud y seguridad. Cada uno representa una pieza clave en el engranaje del desarrollo nacional.

En el ámbito político, el Perú ha enfrentado una prolongada crisis de gobernabilidad. Según el INEI, solo el 3.4% de los ciudadanos confía en los partidos políticos, mientras que el Congreso de la República apenas alcanza un 4.5% de confianza ciudadana. Esta desafección se agrava con los altos niveles de corrupción: el país ocupa el puesto 127 de 180 en el Índice de Percepción de la Corrupción 2024, con un puntaje de 31 sobre 100, el más bajo en los últimos cinco años. Entre 2021 y 2023, la corrupción le costó al país más de S/ 72 mil millones, lo que equivale a aproximadamente el 13% del presupuesto destinado a obras públicas. El cambio de motor político implica una reforma profunda del sistema electoral, la profesionalización de la función pública y el fortalecimiento de los partidos. La transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana deben ser pilares de una nueva cultura política que recupere la confianza de la población y facilite la toma de decisiones estratégicas. [www.gob.pe] [www.infobae.com]

En educación, el Perú ha avanzado en cobertura, pero aún enfrenta grandes desafíos en calidad, equidad y pertinencia. Los resultados de la Evaluación Nacional de Logros de Aprendizaje (ENLA) 2024 revelan que solo el 24.9% de los estudiantes de sexto grado alcanzan un nivel satisfactorio en lectura, y apenas el 13.7% en matemática, lo que representa un retroceso respecto a años anteriores. En zonas rurales, el desempeño es aún más preocupante: solo el 17.3% de los estudiantes de cuarto grado alcanzan el nivel satisfactorio en lectura, y el 15.7% en matemática. Esta brecha educativa limita el desarrollo del capital humano y perpetúa la desigualdad. El cambio de motor educativo debe orientarse hacia una formación integral, que desarrolle competencias para la vida, el trabajo y la ciudadanía. Es urgente invertir en infraestructura, tecnología y capacitación docente, así como articular la educación con las necesidades del mercado laboral y los sectores productivos. La educación técnica y superior debe alinearse con los retos del comercio internacional, la innovación y la sostenibilidad.

En salud, el Perú ha logrado avances importantes, como el aumento de la esperanza de vida a 77.9 años y la reducción de la mortalidad infantil de 58 a 11 muertes por cada mil nacidos vivos. Sin embargo, el país aún enfrenta grandes desafíos. La cobertura de vacunación está 11% por debajo del promedio de la OCDE, y la mortalidad por enfermedades tratables es 24% más alta que en países desarrollados. La anemia infantil afecta al 43% de los niños, y la detección precoz de enfermedades como el cáncer de cuello uterino sigue siendo insuficiente. El gasto en salud representa solo el 6% del PBI, por debajo de países como Chile (10%) y Colombia (7.6%). El cambio de motor en salud requiere una apuesta decidida por la atención primaria, la prevención y la salud comunitaria. La digitalización de los servicios, la interoperabilidad de los sistemas y la descentralización de la gestión son claves para mejorar la eficiencia y el acceso. Asimismo, se debe garantizar el financiamiento sostenible del sistema, fortalecer la formación de profesionales y promover la investigación en salud pública.

En seguridad, el Perú enfrenta una creciente percepción de inseguridad, alimentada por el crimen organizado, la violencia urbana y la debilidad de las instituciones encargadas de la seguridad ciudadana. En los primeros seis meses de 2025, se registraron 963 homicidios, lo que equivale a una muerte cada cuatro horas. El 96% de estos crímenes quedan impunes, según la Policía Nacional. La extorsión ha dejado de ser un delito oculto: más de 2 mil casos se reportan cada mes, y las amenazas se realizan incluso por WhatsApp. Las ciudades más golpeadas son Lima, Callao y La Libertad, donde el sicariato, el narcotráfico y el ajuste de cuentas son moneda corriente. El cambio de motor en este ámbito implica una reforma integral de la Policía Nacional, el fortalecimiento del sistema judicial y la implementación de políticas de prevención del delito. La tecnología debe ser aliada en la lucha contra la criminalidad, mediante sistemas de vigilancia inteligente, análisis de datos y coordinación interinstitucional. Además, se deben desarrollar programas de reinserción social, educación cívica y oportunidades para jóvenes en situación de riesgo. Las ultimas declaraciones de la presidente Dina Boluarte hizo escender la pradera además la última balacera del concierto de Aguamarina hizo explotar al gobierno total ineficiencia en dicho campo.

Este cambio de motor no puede ser impulsado únicamente desde el Estado. Requiere la articulación de esfuerzos entre el sector público, el sector privado, la academia y la sociedad civil. El comercio, como actividad estratégica, debe ser parte de esta transformación, promoviendo prácticas responsables, innovación y generación de empleo. Las pymes, los emprendedores y los exportadores tienen un rol clave en dinamizar la economía y generar oportunidades en todo el territorio nacional.

En conclusión, el Perú necesita un nuevo motor que lo impulse hacia un futuro más justo, competitivo y sostenible. La política, la educación, la salud y la seguridad no son compartimentos estancos, sino engranajes interdependientes que deben funcionar en armonía. El desafío es grande, pero también lo es el potencial del país. Con liderazgo, visión y compromiso, es posible construir un Perú que funcione para todos, donde el desarrollo no sea una promesa, sino una realidad compartida.

(*) Consultor de Negocios