La capital de Colombia construye su primera línea de metro, un megaproyecto que transformará la movilidad urbana y la economía de una de las metrópolis más congestionadas de América del Sur.
Una nueva era para la movilidad en América del Sur
Bogotá, una de las capitales más pobladas del continente, enfrenta desde hace décadas un grave problema de movilidad. Con más de diez millones de habitantes, tráfico constante y altos niveles de contaminación, el transporte urbano se convirtió en un desafío estructural. Hoy, el Metro de Bogotá avanza como una solución definitiva, combinando innovación, sostenibilidad y desarrollo económico.
El proyecto más ambicioso en la historia de la ciudad
La primera línea del Metro de Bogotá tendrá una extensión de 23,9 kilómetros y conectará el suroccidente con el norte de la capital colombiana, atravesando zonas densamente habitadas. Según el Gobierno de Bogotá, el 88% del trazado beneficiará a sectores de bajos ingresos, promoviendo una movilidad más equitativa y accesible.
Además de reducir los tiempos de desplazamiento, la construcción del metro impulsa la economía local mediante la generación de miles de empleos directos e indirectos, nuevas inversiones y desarrollo urbano alrededor de las estaciones.
Tecnología, sostenibilidad y eficiencia
El proyecto contará con 30 trenes eléctricos que operarán con seis vagones cada uno y una capacidad de 1.800 pasajeros por unidad, lo que permitirá movilizar a 54.000 personas simultáneamente. Con una velocidad comercial promedio de 42,5 km/h, el sistema busca integrarse con otros medios de transporte como TransMilenio y los buses zonales.
Entre sus características más destacadas:
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60% de avance en la construcción total.
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Viaductos elevados y estaciones modernas a lo largo de todo el recorrido.
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Reducción significativa de las emisiones contaminantes por el uso de energía limpia.
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Puesta en funcionamiento proyectada para 2028, marcando un antes y un después en la historia urbana de Bogotá.
Impacto económico y urbano regional
Más allá de su valor como obra de infraestructura, el metro representa una oportunidad para transformar la productividad y competitividad de Bogotá. Su influencia se extenderá al mercado laboral, al desarrollo inmobiliario y a la atracción de capital extranjero interesado en proyectos sostenibles dentro de América Latina.






