por Juan Carlos Valda – jcvalda@grandespymes.com.ar
La frase de Sallenave, “No temas a tu competencia, teme a tu incompetencia”, es un recordatorio crucial para los empresarios de pequeñas y medianas empresas (PYMES). En un mundo donde cada vez más empresas buscan destacar en un mercado saturado, muchas veces nos enfocamos en lo que están haciendo los demás, en qué tan fuertes o innovadores son nuestros competidores. Pero la verdadera amenaza, la que realmente puede poner en peligro a nuestra empresa, está mucho más cerca de lo que creemos.
En este artículo quiero que reflexionemos juntos sobre cómo esta frase aplica directamente a las PYMES, cómo las pequeñas empresas muchas veces se concentran en lo que hacen los demás sin prestar suficiente atención a sus propios puntos débiles, y cómo podemos aprovechar esta idea para mejorar nuestra competitividad, no a través de la observación constante de los competidores, sino con un enfoque en nuestro propio desarrollo.
¿Por qué temer a la incompetencia?
Primero, empecemos por entender qué significa ser “incompetente”. En un contexto empresarial, la incompetencia se refiere a la falta de capacidad para realizar las cosas de manera eficiente, efectiva o con la suficiente calidad. Esto no solo se trata de un conocimiento técnico, sino también de la capacidad de tomar decisiones estratégicas, gestionar equipos, y sobre todo, de reconocer los puntos débiles de la empresa y abordarlos antes de que se conviertan en un problema mayor.
Para una PYME, ser incompetente puede manifestarse de muchas maneras: desde una mala gestión financiera, la falta de un plan estratégico claro, hasta no tener un control adecuado sobre los procesos operativos. Las PYMES a menudo sobreviven con presupuestos limitados, recursos escasos y sin una estructura organizada, lo que las pone en una posición vulnerable. Aquí es donde entra la amenaza de la incompetencia: no se trata solo de lo que no sabemos hacer, sino de cómo esos puntos débiles afectan a nuestra capacidad de competir de manera efectiva.
La competencia no es el verdadero enemigo
Es normal que los empresarios se fijen en lo que hacen sus competidores. Es parte de la naturaleza humana: queremos saber qué están haciendo bien, qué están haciendo mal, qué productos ofrecen, cómo se posicionan en el mercado. Pero hay un peligro en este enfoque constante en la competencia: puede distraernos de lo que realmente importa. Si nos obsesionamos con lo que hacen los demás, perdemos de vista nuestras propias fortalezas y debilidades.
A veces, la competencia no es el mayor reto que enfrentamos. El verdadero desafío está en cómo operamos nosotros mismos. Muchas PYMES están tan concentradas en la competencia que no invierten el tiempo necesario para mirar hacia adentro y evaluar cómo pueden mejorar su propia gestión. A menudo, este enfoque hacia el exterior genera ansiedad y competitividad malsana, pero no necesariamente nos lleva a ser mejores.
Un ejemplo claro puede ser el de una PYME que se dedica a la fabricación de productos. En lugar de tratar de diferenciarse por la calidad o el servicio al cliente, se enfoca en imitar lo que otros competidores están haciendo, buscando únicamente replicar sus modelos de éxito. Este enfoque puede llevar a la empresa a un estancamiento, ya que no está invirtiendo en mejorar su propio modelo de negocio, su infraestructura o su cultura organizacional, sino solo reaccionando a lo que hace la competencia.
Identificar la incompetencia en tu PYME
El primer paso para aplicar esta frase en tu PYME es reconocer los aspectos en los que eres incompetente. Y no te preocupes, todos tenemos áreas en las que podemos mejorar. Nadie es perfecto, y reconocer las fallas es la mejor forma de empezar a corregirlas. Para las PYMES, estos son algunos de los aspectos en los que la incompetencia puede manifestarse de forma más evidente:
- Gestión financiera inadecuada: Uno de los principales errores en muchas PYMES es la falta de control sobre las finanzas. Es fácil dejarse llevar por las ventas y la emoción del crecimiento, pero si no se lleva un buen control de los flujos de caja, de los gastos, de las deudas o de los márgenes de ganancia, la empresa puede estar caminando sobre una cuerda floja. La falta de un sistema de contabilidad organizado o un mal uso de los recursos puede ser una señal de incompetencia financiera.
- Falta de planificación estratégica: La falta de una visión a largo plazo es otro de los grandes problemas que enfrentan muchas PYMES. Si no tienes claro hacia dónde va tu empresa, si no tienes objetivos claros, ni un plan para alcanzarlos, estás operando a ciegas. La incompetencia no está en que no puedas lograr cosas, sino en no tener un mapa claro de cómo hacerlo.
- No delegar correctamente: El empresario PYME suele caer en la trampa de pensar que si no hace todo él mismo, las cosas no saldrán bien. Esto es una muestra clara de incompetencia en la gestión del talento. Si tienes colaboradores en tu equipo y no les delegas tareas o responsabilidades, estás saboteando tu propio crecimiento. La incompetencia aquí radica en no confiar lo suficiente en las capacidades de tu equipo y no saber cómo distribuir las tareas de manera eficiente.
- No entender al cliente: En muchas ocasiones, las PYMES se enfocan tanto en lo que quieren hacer o en cómo lo hacen, que olvidan lo más importante: el cliente. La incompetencia en este caso se da cuando no se comprende adecuadamente el mercado, las necesidades de los consumidores, o las tendencias del sector. Sin ese conocimiento, cualquier intento de competir será en vano.
Combatir la incompetencia y aprovechar tus fortalezas
El hecho de reconocer estas áreas débiles es solo el primer paso. Ahora, lo importante es cómo enfrentarlas. Aquí van algunas recomendaciones para evitar que la incompetencia sea lo que haga caer tu empresa:
- Formación continua: La capacitación y el aprendizaje constante son esenciales para evitar la incompetencia. Invertir en educación, ya sea a través de cursos, mentorías, o incluso contratando expertos externos, es fundamental para mejorar la gestión empresarial y mantener la competitividad.
- Consultoría y asesoramiento externo: A veces es difícil ver nuestras propias deficiencias porque estamos tan inmersos en el día a día. Un consultor externo puede ayudarte a identificar esos puntos débiles y ofrecer soluciones efectivas. Contratar a alguien que tenga experiencia en las áreas que tú no dominas puede ser una inversión inteligente.
- Crear una cultura de delegación y confianza: Aprender a delegar no solo mejora la eficiencia, sino que también fortalece al equipo. Si puedes identificar las fortalezas de cada miembro de tu equipo y delegar las tareas apropiadas, no solo estarás eliminando la incompetencia en tu gestión, sino que estarás empoderando a tus colaboradores.
- Escuchar al cliente y adaptarse: La única forma de seguir siendo competitivo es adaptarse a las necesidades cambiantes de tus clientes. No te dejes llevar por la competencia, pero tampoco dejes de escuchar lo que tu cliente tiene para decir. La retroalimentación constante es una herramienta clave para mejorar y mantener una oferta que realmente resuelva problemas.
- Evaluación y mejora continua: Haz de la mejora continua un hábito. Establece sistemas para evaluar constantemente los procesos, el desempeño y la eficacia de todas las áreas de tu empresa. Si detectas alguna ineficiencia o deficiencia, corrige el rumbo inmediatamente.
Conclusión: La competencia está bien, pero el mayor desafío está en casa
“Teme a tu incompetencia” es un llamado de atención para todas las PYMES. La competencia es inevitable, pero lo que realmente puede hundir tu empresa es la falta de capacidad interna para responder a los desafíos del mercado. Si no inviertes en mejorar tus procesos, tu gestión, tu equipo, y tu enfoque hacia el cliente, la competencia no será tu mayor problema, lo será tu propia incompetencia.
Así que, en lugar de mirar con miedo a lo que están haciendo los demás, invierte tiempo y recursos en fortalecer tu propia empresa, en ser más competente, en conocer tus limitaciones y trabajar en ellas. Solo así podrás competir de manera efectiva y construir una PYME sólida, con bases firmes para el crecimiento.






