Empresas peruanas reclaman más de 82 millones de dólares por obras en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, mientras fallas técnicas y falta de mantenimiento ponen en duda su funcionamiento.
El “centro logístico de clase mundial” bajo presión financiera
El nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, presentado por la presidenta Dina Boluarte como un “centro logístico de clase mundial”, atraviesa una profunda crisis económica. La concesionaria Intipunku (IPK), encargada de la construcción, mantiene una deuda de 82 millones de dólares con más de 120 pequeñas y medianas empresas peruanas (Pymes) que participaron en la obra desde 2023.
Los empresarios aseguran que la falta de pago ha puesto en riesgo su estabilidad financiera y la continuidad de sus operaciones. Alejandra Velásquez, una de las afectadas, señaló que teme convertirse en “una empresa más que no nos van a pagar”, mientras que Gabriel Herrera advirtió que “la obra fue entregada y merecemos que se cumpla lo pactado”.
Impacto directo en la operatividad del terminal
La deuda ha generado consecuencias graves. Según fuentes internas, la falta de liquidez impide realizar tareas básicas de mantenimiento en diversas áreas del terminal. Las mangas que conectan los aviones con el edificio principal presentan fallas recurrentes debido a la ausencia del software necesario, lo que provoca retrasos constantes en los vuelos.
Otros elementos como las cintas transportadoras, los ascensores, los letreros luminosos e incluso las ventanas de la fachada fueron instalados sin pagos completos a los proveedores. Los equipos de respaldo energético, indispensables para garantizar operaciones seguras en pista, carecen de garantía, mantenimiento y revisión técnica desde la inauguración, generando preocupación por la seguridad de los pasajeros y tripulaciones.
Una deuda que compromete la imagen del nuevo aeropuerto
Aunque la presidenta de Ositran, Verónica Zambrano, minimizó el problema meses atrás, las 124 Pymes afectadas continúan sin recibir respuesta concreta. Algunos empresarios han optado por el silencio ante el temor de represalias o de quedar fuera de futuros contratos, mientras otros exigen que el Gobierno intervenga para asegurar los pagos pendientes.
El aeropuerto que debía simbolizar el salto del Perú hacia la modernidad logística y aeroportuaria enfrenta hoy una deuda económica y moral que amenaza con manchar su reputación. Si no se resuelve pronto, el costo final podría superar con creces los 82 millones de dólares que Intipunku aún debe a las empresas peruanas.






