El Banco Central de Argentina proyecta una nueva etapa de interoperabilidad digital, con foco en el acceso al crédito y la competencia entre banca y fintech.
Un ecosistema financiero en transformación
El sistema de pagos argentino avanza hacia un modelo cada vez más interoperable. La expansión de las plataformas digitales, los pagos con transferencia y el uso del código QR reflejan una transformación que está redefiniendo la relación entre usuarios, bancos y fintech. En ese contexto, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) traza su hoja de ruta hacia el Open Finance, un modelo que busca integrar los datos financieros para mejorar el acceso al crédito y reducir los costos del sistema.
Durante el Forbes Fintech & Technology Summit, el director del BCRA, Juan Inchauspe, destacó que “la agenda de pagos creció muchísimo en los últimos diez años. En los dos más recientes continuamos una agenda que se empezó a trabajar alrededor de 2016, y desde entonces los números reflejan un crecimiento constante, sobre todo en los pagos minoristas”.
Avances en interoperabilidad y pagos digitales
El funcionario resaltó los logros alcanzados en materia de interoperabilidad, citando hitos como la apertura del sistema SUBE y la incorporación del QR interoperable. Ambos procesos, señaló, implicaron una alta complejidad técnica y regulatoria, pero marcaron un punto de inflexión gracias al trabajo coordinado con todos los actores del ecosistema financiero.
“La gente, al final del día, tiene todas las opciones sobre la mesa para pagar, y eso se logra con una dinámica de diálogo constante”, afirmó Inchauspe. Además, adelantó que el próximo paso será la implementación del cheque en dólares, prevista para el 1 de diciembre, dentro de una agenda de modernización que incluye también la consolidación del bimonetarismo en tarjetas de crédito y débito.
Open Finance: el usuario como dueño de sus datos
El gran desafío hacia adelante es la implementación del Open Finance, un sistema que pone al usuario en el centro. “La idea es que cada persona sea dueña de sus datos y pueda compartirlos de manera voluntaria con quien desee”, explicó el directivo. A diferencia del modelo de Open Banking, el esquema argentino busca incluir información proveniente de fuentes públicas como la AFIP o la Aduana, además de la bancaria y de billeteras digitales.
El objetivo central de esta integración es mejorar el acceso al crédito. “Al facilitar la trazabilidad y el intercambio de información, se busca otorgar más y mejores préstamos a los usuarios. Esto no solo reduce costos, sino que mejora los controles, fomenta la competencia con el efectivo y fortalece la inclusión financiera”, subrayó.
Innovación y regulación en equilibrio
Inchauspe reconoció que el avance tecnológico genera una “dinámica constante de incomodidad” para los reguladores, ya que la innovación empuja a adaptar las normas con mayor rapidez. Sin embargo, consideró que Argentina está en línea con otros países de la región y que la clave es mantener un diálogo abierto entre el sector público y privado.
“Hay que construir el avión en el aire, pero con coordinación. La prioridad es lograr una cancha equilibrada para que la innovación florezca y la competencia beneficie al cliente final”, sostuvo el funcionario.
El papel del efectivo y el valor de la trazabilidad
Sobre el futuro del dinero físico, Inchauspe coincidió en que el uso del efectivo disminuirá, aunque seguirá siendo una opción válida. “No necesariamente el efectivo es dinero negro. Lo importante es que las personas puedan elegir y que las operaciones sean simples, con la ventaja que ofrece el entorno digital de brindar trazabilidad y seguridad”, afirmó.
Esta trazabilidad, precisó, permite construir perfiles crediticios más sólidos, especialmente para personas fuera del sistema financiero tradicional. Datos como la asistencia laboral, el pago de servicios o la contribución fiscal pueden servir para inferir el nivel de riesgo y ofrecer crédito de manera más precisa y justa.
Un futuro fintech prometedor
El director del BCRA cerró su intervención con una visión optimista. “Argentina está muy bien posicionada. Su economía del conocimiento tiene un potencial enorme. La innovación es infinita y el país está realmente a la vanguardia. El futuro dependerá de seguir desarrollando esa capacidad y de que las empresas locales continúen apostando por la transformación”, concluyó.






