Más allá del lujo, el metal precioso impulsa exportaciones, inversión y valor patrimonial para los peruanos.
En un escenario global de incertidumbre económica, el oro peruano mantiene un papel clave en la estabilidad y el crecimiento del país. Pese a su discreta presencia mediática, este metal precioso se ha convertido en un motor silencioso para la economía nacional, representando uno de los pilares más sólidos de las exportaciones y un refugio de valor para los inversionistas locales e internacionales.
Según datos del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el oro es actualmente el segundo producto más exportado del país, solo después del cobre, y genera miles de millones de dólares anuales en ingresos. Este dinamismo no solo contribuye a la balanza comercial, sino que fortalece las reservas internacionales, convirtiéndose en un activo estratégico que da respaldo a la moneda nacional.
Pero el impacto del oro va más allá del ámbito macroeconómico. En los últimos años, ha emergido una tendencia global que revaloriza al oro no solo como materia prima, sino como activo patrimonial, impulsando sectores como la joyería, la inversión minorista y la artesanía de lujo.
“En el Perú tenemos una relación histórica con el oro, pero pocas veces se reconoce su rol actual como motor económico y activo de inversión. Hoy, más personas están comprendiendo que una joya de oro con certificación puede representar tanto una expresión cultural como una forma de proteger su capital”, comentó Jairo Vergara, gemólogo de Hemenster.
De acuerdo con Vergara, el oro no solo es un símbolo de herencia y estabilidad, sino un instrumento que contribuye a la formalización de cadenas productivas, la creación de empleo calificado y la promoción del talento nacional. “Cada pieza trabajada por un maestro joyero peruano refleja no sólo arte y tradición, sino también la capacidad del país para transformar sus recursos naturales en valor sostenible y de largo plazo”, agregó el experto.
Asimismo, la coyuntura internacional ha fortalecido el atractivo del oro. En 2024, el metal alcanzó precios récord debido al incremento de la demanda de bancos centrales y fondos de inversión, reafirmando su condición de activo refugio. Este contexto ha despertado en el Perú un interés creciente por las inversiones en oro físico y joyería certificada, especialmente entre los sectores que buscan diversificar su patrimonio frente a la volatilidad de los mercados financieros.
En ese sentido, empresas peruanas especializadas, como Hemenster, casa de gemas con trayectoria en alta joyería, vienen promoviendo una visión moderna del oro: un equilibrio entre diseño, respaldo patrimonial y sostenibilidad. Este enfoque posiciona al país no solo como exportador de materia prima, sino como referente en la creación de valor agregado a través de las joyas.
“Cuando un peruano invierte en oro o adquiere una joya certificada, está participando activamente en una cadena de valor que impulsa la economía, fomenta la formalidad y promueve la identidad nacional”, finalizó Vergara.






