Chile frente al reto de modernizar su infraestructura portuaria

La expiración de concesiones abre la puerta a una nueva generación de terminales más competitivos y sostenibles.

Chile atraviesa un momento decisivo para el futuro de su infraestructura portuaria. Con varias concesiones de terminales próximas a expirar, se abre la posibilidad de renovar contratos bajo un modelo que no solo reemplace operadores, sino que impulse una transformación estructural hacia puertos más modernos, eficientes y competitivos a escala global.

Competencia real en las nuevas licitaciones

Según Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), el diseño de los próximos procesos de licitación será clave para garantizar una competencia genuina. La apertura a actuales y nuevos actores del mercado permitirá atraer propuestas con mayor inversión, innovación y eficiencia, evitando riesgos de integración horizontal que podrían limitar el desarrollo.

Adaptarse al transporte marítimo del futuro

Uno de los grandes desafíos es contar con puertos públicos capaces de recibir buques Post-Panamax en la zona central del país. Estos barcos, cada vez más frecuentes en el comercio mundial, exigen infraestructura de mayor capacidad y tecnología. De no hacerlo, Chile corre el riesgo de quedar relegado a rutas secundarias, lo que afectaría su competitividad en el comercio exterior.

Conectividad y sostenibilidad como ejes centrales

La modernización portuaria no puede entenderse sin inversiones complementarias en conectividad ferroviaria y vial. Descongestionar carreteras, potenciar el transporte de carga por tren y reducir emisiones son pasos necesarios para mejorar la eficiencia logística. Además, el desarrollo portuario debe considerar a las ciudades que albergan estas infraestructuras, mitigando impactos sociales y ambientales.

Un motor económico con responsabilidad social

Los puertos son motores de crecimiento, pero su expansión debe ser armónica con el desarrollo urbano y la calidad de vida de las comunidades. Una planificación integral permitirá que los beneficios de esta industria se distribuyan de manera equitativa, fortaleciendo tanto la competitividad internacional como el bienestar local.

La expiración de concesiones no solo representa un trámite administrativo, sino una oportunidad histórica para redefinir el rol de Chile como potencia marítima en el siglo XXI.