La industria de defensa española pone sus fichas en Polonia, en un mercado global altamente competitivo que moviliza miles de millones de euros.
Navantia, el astillero estatal de España, enfrenta un momento clave en su estrategia internacional. Tras haber quedado fuera de licitaciones millonarias en India y Canadá, la compañía busca asegurar la venta de sus submarinos de última generación S-80 en Polonia, en el marco del programa Orka.
En Canadá, la empresa fue descartada en un concurso de 70.000 millones de dólares canadienses (unos 43.000 millones de euros) para proveer doce submarinos destinados al patrullaje en el Ártico. En India, tampoco prosperó su oferta de 5.000 millones de dólares frente a la propuesta de la alemana Thyssenkrupp.
Polonia, la nueva oportunidad
El programa Orka contempla la adquisición de tres submarinos por cerca de 2.000 millones de euros. En esta licitación, Navantia compite con pesos pesados como Saab (Suecia), Naval Group (Francia), Thyssenkrupp (Alemania), Fincantieri (Italia) y Hanwha (Corea del Sur).
Durante la Exposición Internacional de la Industria de Defensa (MSPO), realizada en Kielce, Polonia, la delegación española reforzó su propuesta ofreciendo trasladar el mantenimiento y el seguimiento del proyecto a territorio polaco, aunque la construcción se realizaría en España. El movimiento busca consolidar su posicionamiento frente a rivales que cuentan con mayor respaldo político en sus respectivos países.
Contexto geopolítico y peso institucional
El interés de Polonia por modernizar su flota submarina se enmarca en el aumento de la inversión en defensa en Europa del Este, impulsado por la guerra en Ucrania y la necesidad de reforzar las capacidades militares en el Mar Báltico. Sin embargo, expertos señalan que en estas licitaciones no solo pesan los aspectos técnicos, sino también los apoyos institucionales y las alianzas estratégicas, donde países como Corea del Sur ya han empezado a ganar terreno con acuerdos industriales locales.
La industria militar vive un auge a nivel global y el resultado del programa Orka será decisivo para Navantia, que apuesta por convertir el S-80 en su buque insignia para conquistar nuevos mercados tras los reveses en Asia y América del Norte.






