Carlos Bruce apoyó la iniciativa de Rafael López Aliaga, aunque admitió riesgos técnicos señalados por el MTC. El proyecto enfrenta críticas por el uso de material rodante antiguo y falta de sustento financiero.
Un tren en debate: inversión vs. riesgos
El proyecto del tren Lima–Chosica, impulsado por el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, con el respaldo de Carlos Bruce, alcalde de Surco y precandidato municipal, quien defendió la necesidad de un sistema masivo de transporte, aunque reconoció las observaciones del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
Bruce calificó la iniciativa como “una prioridad” y justificó el uso del material rodante donado por la firma estadounidense Caltrain: “Son trenes un poquito viejitos, pero todavía sirven”. La propuesta busca conectar el Callao con Chosica, transformando el sistema de transporte de la capital y reduciendo la dependencia de micros y colectivos.
Dudas sobre la seguridad y la sostenibilidad económica
El principal obstáculo no solo es técnico, sino financiero. Según el MTC, la iniciativa carece de estudios de seguridad y planificación adecuados, lo que impediría avanzar en 2025. Además, expertos en transporte urbano advierten que proyectos de esta magnitud requieren una inversión sostenida, esquemas de financiamiento claros y una integración con los sistemas de transporte ya existentes, como el Metro de Lima.
Bruce reconoció estos puntos, señalando que cualquier línea férrea debe garantizar cruces seguros y normados para evitar accidentes. “Ahí entiendo la posición del MTC”, admitió.
Escenario político y clima de confrontación
Más allá del debate técnico, el tema se ha politizado. López Aliaga anunció que denunciará penalmente al ministro de Transportes, César Sandoval, acusándolo de bloquear el proyecto. Además, volvió a cuestionar la preparación del funcionario y responsabilizó a líderes políticos como César Acuña, Keiko Fujimori y Vladimir Cerrón de sostener al actual gobierno.
Esta confrontación revela cómo proyectos de infraestructura de alto impacto no solo enfrentan retos financieros y regulatorios, sino que se convierten en banderas políticas en plena disputa electoral.
El reto pendiente
Mientras la polémica crece, la viabilidad real del tren Lima–Chosica sigue sin estar asegurada. El proyecto podría significar un avance en movilidad urbana, pero requiere claridad en financiamiento, seguridad operativa y planificación a largo plazo. De lo contrario, corre el riesgo de quedarse en promesa electoral más que en solución efectiva al caótico transporte limeño.






