El académico Evan Ellis, del Colegio de Guerra de Estados Unidos, advierte que la presencia china en el megapuerto de Chancay podría implicar riesgos geopolíticos y militares para el hemisferio, mientras crecen las críticas por su impacto ambiental y social.
Un proyecto bajo la lupa internacional
El megapuerto de Chancay, liderado por Cosco Shipping Ports en sociedad con la peruana Volcán, se ha convertido en uno de los proyectos más ambiciosos de infraestructura en América Latina. Presentado como una apuesta para convertir al Perú en hub logístico del Pacífico, también concentra cuestionamientos que van más allá del ámbito comercial.
Para Evan Ellis, profesor del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, este megaproyecto debe evaluarse en clave de seguridad hemisférica. Según explicó en una entrevista con RPP, el puerto no solo reduciría costos logísticos para las cadenas chinas, sino que podría convertirse en una infraestructura vulnerable en caso de tensiones globales.
Control chino y beneficios en disputa
Desde 2019, Cosco controla el 60% del proyecto, algo que Ellis califica como un hecho inédito en el Perú. Si bien las autoridades han promocionado el puerto como motor de desarrollo regional, el académico sostiene que los mayores beneficiarios serán las rutas y operadores chinos, mientras que los impactos directos para la economía peruana serían más limitados de lo proyectado.
Incluso la zona económica especial que se implementará en Chancay genera controversia: para Ellis, responde más a exigencias de la empresa china que a una política de incentivo al comercio local.
Riesgo geopolítico y militar
El especialista fue más allá al advertir que, en un eventual conflicto en el Indo-Pacífico, China podría utilizar el puerto para fines estratégicos, incluyendo el reabastecimiento de buques de guerra. Aunque subrayó el compromiso de las Fuerzas Armadas peruanas con la soberanía nacional, alertó que la inestabilidad política interna puede abrir la puerta a escenarios de riesgo.
Impacto ambiental y social
A estas preocupaciones se suman los efectos ambientales: dragados y rellenos han modificado hábitats marinos y humedales cercanos, como el de Santa Rosa, afectando poblaciones de aves migratorias y recursos pesqueros. Comunidades locales denuncian la pérdida de sustento económico y el deterioro de la calidad de vida por el ruido, el polvo y el incremento del tránsito pesado.
Además, informes técnicos y fiscalizaciones han señalado hundimientos, obras sin permisos actualizados y controversias legales, alimentando la desconfianza ciudadana.
¿Desarrollo o vulnerabilidad?
Mientras el gobierno peruano y los promotores destacan a Chancay como pieza clave del comercio trans-Pacífico, analistas insisten en que el proyecto no será sostenible si no se atienden los riesgos geopolíticos, ambientales y sociales.
Ellis concluye que la solución pasa por reforzar la cooperación bilateral entre Perú y Estados Unidos, promover mayor participación de capitales occidentales y garantizar que el desarrollo portuario se traduzca en beneficios reales y equilibrados para el país.






