Venezuela: el país con las mayores reservas de petróleo pesado del mundo

Con más de 1.300 millones de barriles de crudo extra pesado, Venezuela encabeza la lista global. Pero el reto no está solo en la magnitud de sus reservas, sino en su capacidad para explotarlas de manera rentable y sostenible.

Venezuela posee las reservas de petróleo extra pesado más grandes del planeta, concentradas en la Faja Petrolífera del Orinoco. Se estima que superan los 1.300 millones de barriles, lo que representa casi la mitad del total de las reservas probadas de América Latina. Este potencial convierte al país en un actor estratégico dentro del mapa energético mundial.

El petróleo extra pesado se distingue por su alta densidad y viscosidad, lo que complica su extracción y refinación en comparación con el crudo convencional. Para transformarlo en un producto comercializable, se requieren tecnologías avanzadas, inversiones multimillonarias y cooperación internacional. Por ello, la participación de empresas extranjeras ha sido clave en los intentos de desarrollar proyectos a gran escala.

Un activo estratégico con desafíos complejos

Aunque el petróleo ha sido históricamente el principal motor económico de Venezuela, la dependencia del hidrocarburo también ha generado vulnerabilidades estructurales. Las sanciones internacionales, la falta de inversión y los problemas de gestión en la industria han limitado la producción, afectando la capacidad del país para aprovechar plenamente sus recursos.

La Faja del Orinoco, por su dimensión y calidad del crudo, ha atraído el interés de potencias como China, Rusia y Estados Unidos. Estas reservas forman parte de estrategias globales de diversificación energética que buscan reducir la dependencia de fuentes más volátiles o menos seguras.

Entre la oportunidad y el riesgo ambiental

El aprovechamiento del petróleo extra pesado plantea dilemas importantes. Su extracción implica impactos ambientales significativos, desde la deforestación hasta la contaminación de aguas. Además, la transición energética global presiona a países petroleros a replantear su modelo económico hacia alternativas más sostenibles.

Venezuela enfrenta, así, una doble tarea: capitalizar su enorme riqueza petrolera mientras adapta su economía a los nuevos desafíos de la descarbonización y la eficiencia energética.