Una obra subterránea que redefine la conexión ferroviaria en Europa

En una de las infraestructuras más ambiciosas del continente, Alemania y Suiza dan un paso estratégico para modernizar su red de transporte.

El túnel de Rastatt, de 4.270 metros de longitud, ya está terminado y se consolida como pieza esencial del proyecto ferroviario que busca ampliar a cuatro vías la conexión entre Karlsruhe (Alemania) y Basilea (Suiza). La obra, que forma parte de la modernización de un tramo de 200 kilómetros, demandó una inversión cercana a los 700 millones de euros.

La construcción se realizó con dos tuneladoras (TBM), y según la compañía encargada del diseño, DB, los primeros trenes circularán por esta infraestructura a finales de 2026. Los trabajos actuales se concentran en la implementación de los sistemas ferroviarios que permitirán la operación de alta velocidad.

Considerada por los responsables como “una de las estructuras más grandes del gran proyecto Karlsruhe-Basilea”, el túnel de Rastatt-Niederbühl emerge inicialmente en un canal de hormigón y cruza por debajo de la carretera federal A5, integrando con precisión ingeniería civil y transporte.

El desarrollo no estuvo exento de dificultades: en 2017 parte de la estructura oriental colapsó, obligando a suspender temporalmente la circulación de trenes y a reforzar la zona con una losa de hormigón de 275 metros de largo. Pese a ello, el avance marca un hito para la conectividad europea, optimizando tiempos de viaje y fortaleciendo el eje comercial entre Alemania y Suiza.