El reciente acuerdo entre Brasil y China para evaluar la construcción del Tren Bioceánico vuelve a poner al Perú en el centro del debate. Esta megaobra busca conectar el puerto brasileño de Iheus con el megapuerto de Chancay, ofreciendo una ruta más rápida y económica frente al Canal de Panamá.
¿Qué significa para el Perú?
Según Carlos Aquino, economista y director del Centro de Estudios Asiáticos de la UNMSM, el proyecto no solo potenciaría la integración de costa, sierra y selva, sino que reactivaría la industria nacional: rieles, vagones y componentes metalúrgicos. Además, impulsaría el desarrollo de negocios en las zonas de influencia del trazo ferroviario.
Sin embargo, el reto no es menor. Edwin Lozada, decano del Colegio de Geógrafos del Perú, advierte que el país no debe limitarse a cobrar peajes ni aceptar empleo temporal. La obra requiere una estrategia geopolítica clara, apertura comercial con Brasil y cuidado ambiental en regiones sensibles como Ucayali y Madre de Dios.
El costo estimado supera los US$ 10.000 millones, y todo apunta a que será necesario recurrir a APPs y concesiones, como ocurrió con el Aeropuerto Jorge Chávez y el Megapuerto de Chancay.
Con China y Brasil avanzando en las conversaciones, el Perú debe decidir con rapidez y visión estratégica. Su ubicación lo convierte en un actor clave para conectar Asia y Sudamérica.
