El sistema implementado por ESTRUCTURA permite anticipar fallas en edificios y tomar decisiones antes de que ocurra una tragedia.
En un país con alta exposición sísmica como el Perú, donde los desastres naturales han puesto en evidencia la fragilidad de muchas construcciones, surge una nueva alternativa para proteger no solo el patrimonio urbano, sino la vida de miles de personas. Se trata del sistema de Monitoreo de Salud Estructural (MSE) representado por Estructura, desarrollado en Suiza por Geo SIG, una tecnología utilizada en más de 60 países que ahora comienza a instalarse en Lima.
Este sistema consiste en una red de sensores que registra los movimientos naturales de una estructura, ya sea por actividad sísmica, condiciones climáticas, circulación de personas, vibraciones por viento o tránsito pesado. Todos los edificios se mueven, pero algunos lo hacen más que otros. El sistema mide esas oscilaciones, las analiza y detecta cambios que podrían anticipar un colapso.
Su objetivo es claro: detectar peligros a tiempo y evitar tragedias. Por ejemplo, el sistema puede advertir que una columna específica – entre una decena de pisos de un edificio – presenta un comportamiento anómalo y necesita ser inspeccionada con urgencia. Esa precisión permite al usuario actuar antes de que el daño se vuelva irreversible, priorizando un mantenimiento preventivo sobre una reparación tardía.
“Nuestro sistema puede advertir semanas antes sobre una posible falla estructural, lo que permite desalojar a tiempo y evitar pérdidas humanas. Lo más importante es salvar vidas”, afirma el ingeniero Julio Miranda, cofundador de ESTRUCTURA.
A diferencia de los sistemas pasivos de diseño estructural, este mecanismo actúa como un sistema nervioso para la edificación, brindando alertas tempranas sobre posibles fallas, y permitiendo al usuario ejecutar protocolos de emergencia automatizados: desde el cierre de válvulas hasta el envío de alertas masivas.
En el Perú, la empresa ha iniciado un piloto de implementación en el Centro Empresarial Juan de Arona en San Isidro, una edificación de tres torres y diez pisos cada una. Este entorno permitirá recoger datos relevantes no solo sobre el comportamiento estructural de un edificio moderno, sino también sobre el impacto del cambio climático en el terreno. El ingeniero Marco Reyes Wharton estará a cargo de la oficina en Perú y del manejo del proyecto piloto. “Queremos asegurarnos de compartir la data que registre este proyecto y compartirla con todos nuestros hermanos peruanos para demostrar que esta herramienta puede salvar vidas” comentó Reyes Wharton.
Uno de los elementos más innovadores de este sistema es su integración satelital. A través de imágenes y análisis de terreno, el software monitorea la erosión, la sedimentación y el efecto de las altas temperaturas sobre la base del edificio. Esta información es crucial para zonas con pendientes, suelos inestables o construcciones cercanas a cuerpos de agua.
Además, el sistema tiene la capacidad de integrarse a plataformas de gestión interna (Building Management Systems) para ejecutar medidas automáticas según los protocolos del cliente. Esto cobra relevancia en infraestructuras críticas como hospitales, centros comerciales, colegios y edificios patrimoniales, donde una respuesta rápida puede marcar la diferencia entre el resguardo y la tragedia.
“La instalación es sencilla, no requiere obras complejas. En pocos días el sistema puede estar operando y brindando datos clave. Es como instalar una red Wi-Fi, pero para la seguridad estructural”, señala el ingeniero Fernando Neris, también socio fundador.
El sistema ya se utiliza en infraestructuras críticas en más de 60 países, incluyendo Estados Unidos, Japón, Chile, Suiza y Corea del Sur. Su adopción ha demostrado ser una herramienta clave para reducir los costos de mantenimiento, asegurar la continuidad operativa y, sobre todo, prevenir pérdidas humanas en caso de desastres.
La llegada de esta tecnología ocurre en un contexto de creciente preocupación por el “silencio sísmico” en la costa central del Perú, especialmente en Lima, donde no se ha registrado un gran terremoto desde 1974. A esto se suma la existencia de miles de viviendas autoconstruidas, edificaciones antiguas o estructuras sin inspecciones periódicas.
Si bien actualmente no existe una regulación obligatoria que exija este tipo de monitoreo, su aplicación podría convertirse en un estándar para reforzar la resiliencia urbana y reducir los costos de reparación, evacuación o interrupción de operaciones.
La llegada de ESTRUCTURA al país marca un punto de partida hacia una cultura preventiva basada en evidencia técnica, análisis estructural en tiempo real y decisiones informadas. Para más información puede acceder a www.estructura.tech