Tecnología con propósito: el papel crucial de las empresas tecnológicas en la protección del medio ambiente

Por Alejandra Sandoval, Sustainability Solutions Leader de Baufest

El Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora cada 5 de junio y que este 2025 cumple 53 años desde su creación por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), nos invita a reflexionar sobre la urgencia de actuar ante el deterioro ambiental que enfrenta el planeta, el cual se ve afectado por las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que llevaron a que el 2024 fuera considerado el año más cálido registrado en el planeta desde que se llevan registros, superando el umbral de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Entre los elementos que abonan a esta problemática ambiental se encuentra nuestro consumo energético, el cual se ha basado durante muchos años en un modelo que ha priorizado el uso de los combustibles fósiles, que son más contaminantes, lo que provoca cambios en el ecosistema derivados por ejemplo, de la explotación de yacimientos, la emisión de CO2 y otros gases de efecto invernadero, contaminantes a la atmósfera o la contaminación de aguas o suelos.

En este contexto, las empresas tecnológicas —por su capacidad de innovación, influencia global y recursos— se posicionan como actores clave para liderar una transformación sostenible, ya que pueden desarrollar soluciones digitales orientadas hacia la construcción de un futuro más verde, equitativo y resiliente.

Paradójicamente, el sector tecnológico ha sido tanto parte del problema como potencial solución. La rápida expansión de los dispositivos electrónicos, los centros de datos de gran consumo energético y la cultura de obsolescencia programada han generado impactos negativos considerables. Según un estudio de The Shift Project, el sector digital es responsable de aproximadamente el 4% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y su huella podría duplicarse para 2025 si no se aplican correctivos.

Pero reducir el papel de las empresas tecnológicas a esta faceta sería ignorar su inmenso potencial transformador. La misma Inteligencia Artificial (IA), la computación en la nube, el internet de las cosas y el blockchain, cuando se utilizan con responsabilidad, pueden catalizar cambios positivos en múltiples industrias.

Hoy más que nunca, el mundo necesita una tecnología al servicio del planeta. Y algunas empresas están dando pasos firmes en esa dirección. Microsoft, por ejemplo, se ha comprometido a ser carbono negativo para 2030 y a eliminar toda su huella de carbono histórica para 2050. Además, con aliados como Baufest, ha impulsado herramientas que son claves para ayudar a las empresas a reducir su huella climática, como es el caso de Microsoft Cloud For Sustainability, la cual facilita el monitoreo continuo de emisiones generadas, el uso de recursos y el impacto que estos generan, aportando así el cumplimiento de objetivos sustentables a nivel mundial.

Este tipo de modelo se compone de tres ejes importantes: datos, insight y acción, los cuales en conjunto, buscan generar acceso a datos de múltiples fuentes logrando visualizar los objetivos, por otra parte, mide los impactos ambientales, además, da seguimiento con herramientas útiles para guiar la gestión y la mejora continua, sus análisis brindan visualización e informes para insights operacionales y la implementación de acciones de mejoras se enfocan alcanzar objetivos Ambientales, Sociales y Gobernanza (ESG por sus siglas en inglés).

Si bien, en nuestra región, la transición ecológica puede ser un reto, también es una oportunidad para el desarrollo. Las empresas tecnológicas en América Latina tienen el potencial de crear soluciones adaptadas a los desafíos locales. La clave está en conectar innovación con sostenibilidad. Asimismo, es fundamental cerrar la brecha digital para garantizar que estas soluciones beneficien a toda la población. La sostenibilidad no será tal si no es también inclusiva.

Celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente desde el sector tecnológico debe ir más allá de campañas publicitarias o compromisos declarativos. Requiere acción sostenida, colaboración entre actores públicos y privados, y una mirada sistémica que integre criterios ambientales en todas las etapas del ciclo de vida de la tecnología: desde el diseño de productos hasta su reciclaje.

Las empresas tecnológicas tienen en sus manos las herramientas para rediseñar la relación entre humanidad y naturaleza. No se trata solo de hacer «menos daño», sino de generar un impacto positivo neto. El futuro del planeta depende, en buena medida, de que esta industria comprenda que su verdadero éxito se medirá no solo en ingresos o usuarios activos, sino en el legado ambiental que deje para las próximas generaciones.

Si la tecnología no está al servicio del planeta, ¿al servicio de qué está?