No se trata sólo de incorporar tecnología, sino también de formar talento.
La adopción de inteligencia artificial (IA) en la industria 4.0 está transformando la forma en que operan las fábricas, mejorando su productividad, eficiencia y sostenibilidad. En América Latina, sectores como energía, farmacéutica, alimentos y manufactura ya integran esta tecnología en sus procesos, con resultados concretos.
“Y es que la IA llega para mejorar variados aspectos de la producción. Estamos haciendo proyectos de modernización de equipos y automatización en plantas manufactureras, en proyectos que cada vez son más rápidos. Si antes se tardaba unos cinco años, hoy lo podemos hacer un 50% más rápido, gracias a esta herramienta, maximizando los presupuestos y adaptándose no solo a grandes empresas, sino también a las medianas y pequeñas”, recalca Rérison Otoni, líder de la práctica de Smart Manufacturing en Stefanini Group.
En el caso de Perú, el mercado de fábricas inteligentes que integra tecnologías como inteligencia artificial, automatización e Internet de las Cosas (IoT) proyecta un crecimiento anual compuesto del 8.3% entre 2024 y 2030. Este avance está impulsado por inversiones en sectores clave como minería y automotriz, así como por iniciativas gubernamentales orientadas a modernizar la infraestructura tecnológica del país. Estas tendencias reflejan una evolución hacia la industria 4.0, donde la IA desempeña un papel central en la transformación digital de las operaciones industriales.
Con base en su experiencia desarrollando soluciones para diversas industrias en América Latina, Otoni resume seis beneficios clave que la inteligencia artificial está aportando a las organizaciones que buscan modernizar sus operaciones y avanzar hacia modelos más inteligentes:
- Optimización de la producción: Gracias al análisis avanzado de datos, la IA permite identificar patrones en tiempo real, ajustar procesos, anticipar fallos y tomar decisiones más rápidas. Esto facilita una producción más eficiente, con menores tiempos de inactividad y mejor aprovechamiento de recursos.
- Reducción de costos: La inteligencia artificial ayuda a disminuir el consumo de energía, agua y otros insumos críticos. Además, al implementar sistemas automatizados de mantenimiento predictivo, las empresas reducen fallas inesperadas y extienden la vida útil de sus equipos, lo que impacta directamente en sus presupuestos.
- Aumento de la calidad: La tecnología permite una mayor precisión en la producción, ajustándose a estándares de calidad exigentes, especialmente en sectores como alimentos, bebidas o farmacéutica. Por ejemplo, los sistemas con IA pueden supervisar procesos de limpieza entre líneas de producción para garantizar la pureza del producto final.
- Salud y seguridad: La IA también tiene aplicaciones en salud ocupacional. Sensores y cámaras con procesamiento inteligente pueden detectar condiciones inseguras, monitorear el uso de equipos de protección personal y prever fallas que pongan en riesgo al personal, contribuyendo a ambientes de trabajo más seguros.
- Toma de decisiones mejoradas: Con datos integrados desde sensores, máquinas y sistemas ERP, la IA facilita decisiones estratégicas más ágiles. Además, permite optimizar cadenas de suministro, anticipar la demanda y automatizar tareas complejas, aumentando la agilidad operativa de las compañías.
- Aporte a la sostenibilidad: Finalmente, la IA es una aliada para alcanzar metas ambientales. Al reducir desperdicios, controlar emisiones y monitorear en tiempo real el impacto ambiental, permite a las empresas cumplir con regulaciones y avanzar hacia modelos más sostenibles y responsables.
“El reto de los próximos cinco a diez años será el de la competitividad y la productividad. Las industrias en Latinoamérica deben adaptarse rápidamente. No se trata sólo de incorporar tecnología, sino también de formar talento. Desde Stefanini apostamos por todos los talentos, en especial los jóvenes, inclinándose hacia especializaciones tecnológicas que les dan futuro a sus carreras”, concluye Otoni.