Reputación empresarial en LATAM: cinco estrategias clave para construir y proteger una imagen sólida

Construir vocerías sólidas, fortalecer relaciones con stakeholders e implementar la escucha activa son algunos puntos importantes para fortalecer y salvaguardar la reputación corporativa.

Con consumidores más informados, regulaciones más exigentes y redes sociales que amplifican cualquier error en segundos, la reputación corporativa se ha vuelto un pilar estratégico. En Latinoamérica, una imagen sólida no solo genera confianza, sino que también abre oportunidades de negocio y asegura la sostenibilidad. Sin una reputación bien gestionada, incluso los mejores productos o servicios pueden perder competitividad ante una crisis.

Según el estudio “Global RepTrak 100” de Reputation Institute, el 64% de los consumidores latinoamericanos está dispuesto a apoyar, recomendar o adquirir productos de empresas con una buena imagen pública, lo que demuestra que la reputación no es un valor intangible, sino un activo concreto que incide en la decisión de compra.

Para Paola Ascue, directora de Altavoz Comunicaciones, la reputación no se gestiona únicamente desde las áreas de comunicación; debe ser un compromiso transversal, asumido desde la alta dirección hasta los colaboradores. “Hoy, cualquier interacción, declaración o silencio tiene impacto directo en cómo la marca es percibida por sus públicos”, sostiene.

En ese sentido, la experta presenta cinco estrategias fundamentales para fortalecer y salvaguardar la reputación empresarial en los mercados latinoamericanos:

  1. Construir vocerías sólidas y confiables. Una vocería bien preparada no solo comunica mensajes clave, sino que también humaniza a la organización. En sectores como el financiero y salud, donde la confianza es esencial, es clave contar con portavoces capacitados, claros y cercanos. La formación continua, el entrenamiento en medios y la coherencia discursiva son fundamentales para posicionarlos como referentes.
  2. Fortalecer las relaciones con stakeholders. El vínculo con los grupos de interés debe cultivarse de forma continua y no solo en tiempos difíciles. En los rubros de minería, energía o consumo masivo, por ejemplo, mantener una comunicación constante con comunidades, reguladores, colaboradores y proveedores permite anticipar conflictos y generar alianzas estratégicas.
  3. Apostar por una comunicación clara y transparente. La transparencia se ha convertido en un diferenciador en industrias reguladas como la alimentaria o la farmacéutica. Comunicar con veracidad, sin omitir datos relevantes y en un lenguaje comprensible para todas las audiencias, genera credibilidad. Es importante alinear los mensajes externos e internos, evitar ambigüedades y responder a tiempo ante cualquier cuestionamiento público o interno.
  4. Implementar un sistema de monitoreo y escucha activa. Observar en tiempo real lo que se dice sobre la marca en medios, redes sociales y otras plataformas es esencial para prevenir crisis y detectar oportunidades. Por ejemplo, en el sector tecnológico o de servicios, donde la percepción pública evoluciona rápidamente, contar con herramientas de social listening y análisis reputacional permite ajustar mensajes, anticiparse a críticas y mejorar la experiencia del usuario.
  5. Diseñar un plan integral de gestión de crisis. Tener una hoja de ruta definida para enfrentar situaciones críticas es imprescindible. Rubros como transporte, logística o entretenimiento, expuestos constantemente a incidentes públicos, requieren protocolos claros que definan responsables, flujos de comunicación y canales de respuesta. Ensayar posibles escenarios y contar con mensajes predefinidos para distintos públicos permite actuar con rapidez y coherencia, mitigando el daño y preservando la confianza en la organización.

“Hoy, las organizaciones no pueden darse el lujo de improvisar frente a una crisis. Aquellas que planifican y aplican buenas prácticas comunicacionales tienen mayores posibilidades de recuperarse rápidamente y convertir el conflicto en una oportunidad de mejora”, afirma Paola Ascue.

Sin duda, aquellas empresas que invierten en fortalecer sus canales de comunicación, establecer relaciones auténticas y anticiparse a los riesgos reputacionales, están mejor preparadas para destacarse en el mercado latinoamericano y consolidar su liderazgo en la opinión pública.