Prevención de la osteoporosis antes de los 35 años: por qué es importante empezar pronto

Cuidar la salud ósea no siempre es una prioridad para muchos jóvenes. Los huesos frágiles suelen estar asociados con la vejez y pocas personas piensan en el hecho de que el proceso de debilitamiento puede comenzar mucho antes, sin ser notado. Sin embargo, la realidad médica moderna demuestra que los hábitos adquiridos antes de los 35 años tienen un impacto significativo en el desarrollo o prevención de enfermedades como la osteoporosis en la edad adulta. Iniciar medidas preventivas a una edad temprana no solo fortalece el esqueleto durante las etapas críticas del crecimiento, sino que también proporciona una base sólida para una vida activa y saludable.

Junto al equipo de apuestas baloncesto analizaremos en detalle las razones por las que es tan importante empezar a prevenir la pérdida ósea desde edades tempranas.

¿Qué es la osteoporosis y quiénes están en riesgo?

La osteoporosis es una enfermedad esquelética caracterizada por una disminución progresiva de la densidad ósea, lo que incrementa el riesgo de fracturas, incluso ante traumatismos leves. Se la conoce comúnmente como la «enfermedad silenciosa», ya que puede evolucionar sin síntomas evidentes durante años, hasta que una fractura revela la fragilidad ósea existente. Aunque se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres posmenopáusicas, también afecta a hombres y a personas más jóvenes con factores de riesgo específicos.

La susceptibilidad a desarrollar osteoporosis está determinada por múltiples variables, como la genética, el nivel de actividad física, la dieta, el consumo de tabaco y alcohol, así como ciertas enfermedades crónicas y el uso prolongado de medicamentos como los corticoides. Es esencial comprender que el hecho de no pertenecer al grupo de mayor edad no garantiza inmunidad frente a esta condición. Por tanto, es necesario enfocar la prevención desde etapas tempranas para evitar que la enfermedad se instale de forma invisible.

El mito de que la osteoporosis es solo una enfermedad de personas mayores

Existe una percepción generalizada de que la osteoporosis es una condición que solo deben temer los adultos mayores, especialmente las mujeres después de la menopausia. Este estigma ha llevado a minimizar su importancia entre las personas jóvenes, quienes suelen enfocarse en otros aspectos de la salud sin considerar el estado de sus huesos. Esta falsa creencia contribuye a una falta de prevención en las décadas clave para construir una base ósea sólida.

La ciencia ha demostrado que la masa ósea alcanzada durante los primeros 30 años de vida es el principal determinante de la salud esquelética futura. Si una persona no logra un desarrollo óptimo de su densidad ósea en la juventud, el riesgo de padecer osteoporosis más adelante se multiplica. No es una enfermedad exclusiva de ancianos, sino una condición que comienza a gestarse en silencio desde edades tempranas. Prevenirla significa actuar mucho antes de que los síntomas o las fracturas aparezcan.

Masa ósea: una ventana de oportunidad hasta los 30 años

Durante la infancia, adolescencia y juventud temprana, el cuerpo humano atraviesa una fase de crecimiento acelerado que incluye la formación de masa ósea. Este proceso alcanza su punto máximo entre los 25 y 30 años, momento en el que se alcanza lo que se conoce como el «pico de masa ósea». A partir de ahí, el cuerpo ya no gana masa ósea de manera significativa, y con el tiempo comienza un proceso gradual de pérdida natural. Por ello, la etapa previa a los 30 años representa una ventana de oportunidad única para fortalecer el esqueleto.

Aprovechar este periodo significa garantizar un adecuado aporte de calcio, vitamina D, proteínas y otros nutrientes esenciales, además de mantener una actividad física regular, especialmente con ejercicios de carga. Las decisiones que se toman en esta etapa —como evitar el consumo excesivo de alcohol o el tabaquismo— tienen una influencia directa en la solidez del sistema óseo. Todo lo que se construya antes de los 30 años será la reserva que se utilizará durante las siguientes décadas. De ahí la importancia de intervenir a tiempo.

Factores que influyen en la salud ósea en la juventud

La calidad de los huesos no depende únicamente de la genética, aunque este factor sí juega un rol importante. Uno de los elementos clave es la nutrición: una dieta pobre en calcio y vitamina D compromete la capacidad del cuerpo para construir y mantener huesos fuertes. De igual modo, una alimentación rica en ultraprocesados, sodio o cafeína puede interferir con la absorción de minerales esenciales. Además, la exposición limitada al sol también puede afectar la producción natural de vitamina D.

Otro factor determinante es la actividad física. El sedentarismo durante la juventud tiene efectos negativos directos en la densidad ósea, mientras que el ejercicio regular estimula la remodelación ósea, especialmente los deportes de impacto y resistencia como correr, bailar o levantar pesas. Las alteraciones hormonales, el estrés crónico, el bajo peso corporal o los trastornos alimentarios también pueden interferir en el desarrollo óseo. Todos estos aspectos deben ser considerados si se desea prevenir la aparición temprana de fragilidad ósea.

Medidas preventivas: qué hacer antes de los 35 años

La prevención eficaz de la osteoporosis antes de los 35 años implica adoptar un estilo de vida saludable y consciente. En primer lugar, es fundamental garantizar una dieta equilibrada que incluya fuentes adecuadas de calcio (como productos lácteos, vegetales de hoja verde y frutos secos) y vitamina D (a través del sol y, si es necesario, suplementos). También es vital mantenerse físicamente activo con ejercicios que fortalezcan tanto músculos como huesos.

Además, evitar factores de riesgo como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol o las dietas extremas contribuye significativamente a preservar la densidad ósea. Consultar regularmente con profesionales de la salud permite monitorear posibles deficiencias nutricionales o problemas hormonales. Iniciar estos hábitos en la juventud no solo fortalece el cuerpo en el presente, sino que también es una inversión a largo plazo para prevenir enfermedades y mantener la movilidad en edades avanzadas.

Conclusión

La osteoporosis no es un destino inevitable ni una preocupación exclusiva de la vejez. Es una condición que puede prevenirse en gran medida si se actúa a tiempo. La juventud, especialmente antes de los 35 años, representa una etapa decisiva para formar huesos fuertes y duraderos, sobre los cuales se construirá el bienestar físico de las siguientes décadas. Desarrollar masa ósea adecuada y protegerla desde temprano puede marcar la diferencia entre una vejez activa y una marcada por las fracturas y la pérdida de independencia.

Por lo tanto, es esencial que las personas jóvenes se informen y tomen decisiones conscientes sobre su salud ósea. Prevenir la osteoporosis es posible, pero requiere acción temprana, compromiso y una visión a largo plazo del cuidado personal. Invertir en los huesos hoy es apostar por un futuro más seguro, fuerte y saludable.