Perú aún no recupera su turismo: llegada de visitantes extranjeros sigue 22% por debajo de niveles de 2019

Cada visitante que llega activa una cadena de gasto que se distribuye en transporte, alojamiento, gastronomía y actividades complementarias.

El turismo en el Perú todavía no vuelve a los niveles que tenía antes de la pandemia. Entre enero y septiembre llegaron 3.12 millones de visitantes extranjeros, pero esa cifra sigue siendo 22% menor que en 2019, cuando ingresaron 4 millones, según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur). Esto significa menos movimiento en nuestras regiones, menos ingresos para miles de familias y una recuperación que avanza, pero aún no despega del todo.

“Esta situación tiene impactos claros: cae el volumen de transacciones, la capacidad instalada del sector se utiliza por debajo de su potencial y las economías regionales dejan de captar un flujo clave de ingresos. Estamos frente a un sector que podría aportar más crecimiento, empleo y encadenamientos productivos, pero que todavía no logra reactivarse plenamente”, puntualizó César García, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES)

De acuerdo con Mincetur, el turismo aportó 2.9% del PBI nacional, por debajo del 3.9% que registraba de forma consistente antes de la pandemia. Esta reducción muestra una pérdida de tracción en las actividades vinculadas al sector –alojamiento, transporte, gastronomía y comercio– que dependen de su demanda.

De hecho, en 2024, el turismo dio trabajo a más de 1.3 millones de personas. Esta cifra incluye tanto empleos directos –como guías, personal de hoteles, restaurantes, artesanos y agencias de viaje– como empleos indirectos vinculados a la cadena de servicios, entre ellos limpieza, transporte y proveedores de alimentos.

“Cada visitante que llega activa una cadena de gasto que se distribuye en transporte, alojamiento, gastronomía y actividades complementarias. Ese flujo se convierte en ingresos directos para hogares y negocios locales, y genera efectos multiplicadores sobre otras actividades. Por ello, cuando el turismo se expande, el tejido económico regional gana dinamismo; y cuando opera por debajo de su potencial, ese impulso se atenúa y la recuperación avanza con menor velocidad”, explicó García.

Ante este contexto, la cercanía de la campaña de fin de año abre una ventana importante: es una de las temporadas con mayor capacidad para atraer visitantes y generar ingresos, por lo que aún existe margen para impulsar el dinamismo turístico en la recta final del año.

Siendo así, y a fin de iniciar una ruta de despegue para el turismo, es indispensable fortalecer los fundamentos que determinan su competitividad: mejorar la infraestructura de acceso, garantizar condiciones de seguridad que reduzcan la percepción de riesgo y asegurar un entorno institucional estable que permita planificar inversiones. Estos factores definen la capacidad del país para atraer visitantes y sostener un flujo constante de demanda.

“Al mismo tiempo, una estrategia de diversificación turística puede ampliar el alcance económico del sector. Desarrollar nuevos circuitos, impulsar la formalización y mejorar la calidad de los servicios permite que más regiones capturen parte de este mercado. Esto no solo distribuye mejor los beneficios, sino que incrementa el empleo y amplía los encadenamientos productivos que dependen del turismo”, concluyó el economista de REDES.