Bitcoin también se posiciona entre los grandes ganadores del mes al superar.
El oro vuelve a acaparar la atención de los mercados internacionales al marcar un nuevo máximo histórico por encima de los 3.950 dólares la onza, alcanzando los 3.957 dólares en la sesión de hoy. Este avance consolida su posición como el principal activo refugio en un contexto marcado por la incertidumbre económica y financiera global.
“El impulso del metal precioso responde a la creciente demanda de refugio ante el posible shutdown del gobierno de Estados Unidos, las expectativas de nuevos recortes de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed) y el debilitamiento del yen japonés, factores que reducen la rentabilidad de otras alternativas tradicionales. Además, los bancos centrales reanudaron la acumulación de oro en agosto, reforzando el soporte estructural del mercado”, agregó Gabriel Iturriaga, analista de estudios de Capitaria.
En paralelo, Bitcoin también se posiciona entre los grandes ganadores del mes al superar con claridad su récord previo del 13 de agosto y mantenerse por encima de los 124.520 dólares, con una resistencia inmediata en los 125.000 dólares.
El avance de la principal criptomoneda se explica por flujos sostenidos hacia los ETFs spot en Estados Unidos y una mayor demanda institucional, que ha reducido la oferta disponible en los exchanges. A ello se suma la retención por parte de tenedores de largo plazo, el escepticismo frente a las monedas fiat y la incertidumbre fiscal derivada del posible cierre del gobierno estadounidense, lo que ha impulsado la búsqueda de activos no soberanos como cobertura.
“Tanto el oro como el Bitcoin muestran señales técnicas de consolidación: ruptura de máximos, activación de compras de seguimiento y liquidaciones de posiciones cortas. En el caso del oro, la convergencia de condiciones financieras más favorables, búsqueda de coberturas y apoyo del sector oficial sostienen un sesgo alcista, aunque no se descartan pausas o retrocesos por toma de utilidades”, detalló Iturriaga.
En conclusión, el comportamiento reciente de ambos activos refleja una reconfiguración de las preferencias de los inversores frente a la incertidumbre global. Mientras el oro reafirma su papel tradicional como refugio, Bitcoin consolida su posición como una alternativa emergente de resguardo de valor, en un mercado que continúa desafiando las expectativas tradicionales.






